Opinión

Y el huevo puso una gallina

Richard Dawkins, biólogo evolutivo y entusiasta librepensador, renovó la vieja polémica:
¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?

Richard Dawkins, biólogo evolutivo y entusiasta librepensador, renovó la vieja polémica:
¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?

En su libro "El gen egoísta" sostiene (grosso modo) que, bien mirado, la gallina es el medio que tiene un huevo para producir otro huevo, lo cual, de ser cierto (y si que lo parece), manifiesta una jerarquía y un orden de precedencia, que nos asombra y nos confunde.
Sigue en este razonamiento, nuestro biólogo, el conocido aforismo de Samuel Butler.

Del antropocentrismo al huevocentrismo, porque lo primero fue el huevo, incluso el huevo cósmico, como muy bien intuyó Lemaitre, cura y científico, y uno de los padres del Big-Bang.

Pero no confundamos los planos:
Una cosa es la cosmología que, sin demasiado escándalo ni alarma, puede ser huevocentrista, y otra cosa es la biología (sobre todo la humana), donde entran en juego otras implicaciones y consecuencias que ponen en riesgo la ética, la estética, el rango, los galones, y hasta el amor propio, ya bastante desfondado este último, por cierto, desde Copérnico.

Para colmo, habitamos el extrarradio de la Galaxia, es decir, la franja estelar de las chabolas, nosotros, que nos creíamos copia simétrica de Dios.

Y quien sabe si no estaremos en los albores de hallar nuevas e inquietantes formas de vida, a cual más extraña y divertida (si es que se dejan gastar una broma), en "la pluralidad de los mundos" de Fontenelle, allí donde habita el espíritu puro de Giordano Bruno.

Digo que, no discuto (ni lesiona nuestro orgullo) que la gallina sea el vil instrumento de que se vale el excelso huevo para producir otro huevo igual de exceso, pero si desplegamos este razonamiento en un eje paralelo a la línea evolutiva y al orden cronológico, desde su origen en las moléculas génicas más sencillas (cuya metáfora es el huevo) hasta el ser más perfecto, que no es el hombre ni el ángel, sino quizás un ser diminuto que desconocemos, abismado en el océano profundo al calor de una fumata, el silogismo nos pilla de lleno, y no salimos indemnes.

Permanece el huevo como protagonista de la historia. La molécula simple que se auto-replica.

La descripción darwinista de la vida, supone un cambio radical en la concepción del hombre y lo pone todo "patas arriba". Este vuelco de perspectiva, alcanza quizás su máxima expresión en la frase de Samuel Butler, una "inversión" paradójica y aparentemente absurda (pero científicamente consistente) de los medios y los fines: "La gallina es el medio que tiene un huevo para hacer otro huevo".

Todo apunta a que somos un instrumento más (la gallina y nosotros con la gallina) al servicio de genes imberbes, en su loca y ciega deriva, y no sólo como individuos concretos, sino también como especie, es decir, como molde universal, arquetipo, o idea platónica. Útiles o inútiles, según el momento y la circunstancia.  Útiles o inútiles para el huevo, que es el que manda y permanece. Perecederos como el tiranosaurio Rex. Prescindibles como el pájaro Dodo, melancólica ave que ya no es.

Vehículos complejos de la simplicidad: unos cuantos átomos de simple y férrea voluntad, que sólo busca trasmitirse, de generación en generación, de fenotipo en fenotipo. Y que no saben que lo hacen y por que.

Y esta es la paradoja: la simplicidad cabalgando a la complejidad. El fenotipo al servicio del genotipo. La libertad al servicio de la máquina. La poesía como excrecencia inútil, si no produce huevos.
Menos melancolía y más utilidad, que diría el huevo, si pudiera pensar y decir, a todos los poetas tristes y solteros.

Ustedes disculpen, pero las cosas serias hay que afrontarlas con un poco de humor, porque gracia si que tiene, y trascendencia.

¿Seremos, según esta hipótesis, un simple fenotipo hipertrofiado, inflado, excesivamente complejo, a punto de abismarnos, desde nuestra excelencia y demasía, hacia fórmulas más simples y sencillas? ¿No cayeron así las grandes civilizaciones a manos de los bárbaros?

Contradicen esta hipótesis, no sólo los creacionistas (por descontado), pero esto es cuestión de fe y de falta de lectura y empirismo, sino también aquellos que disciernen (quizás con anteojeras y chauvinismo) una línea de complejidad creciente en el proceso evolutivo, que conduce directamente a nosotros como cúspide y destino, sentido y culminación de todo lo que quedó atrás (y a los lados).

Para gustos los colores.

Ricardo Dawkins, deja al final de su exposición un margen de rebelión para la libertad humana. Somos la primera "máquina de supervivencia" plenamente autoconsciente de que lo es.

De momento estamos aquí. Con un par de huevos.

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