El sueño de la razón produce monstruos y los trompazos electorales alucinaciones.
Dice Esperanza Aguirre, iluminada por el resplandor de las urnas, que AHORA MADRID persigue acabar con la "civilización Occidental", operación demoledora que al parecer va a comenzar por España, y más concretamente por su capital.
Y claro, ella se postula como salvadora del Occidente amenazado, y si hace falta del Oriente también (del orto al ocaso puestos a ello), junto a Granados y otros colegas de tropelías varias, como tropa guerrera, inspirada y talentosa.
Tropa y tercios que ya nos debe orientar sobre el Occidente que la postulante tiene en mente (a la altura concreta de su cartera), y que nos debe hacer dudar del norte e intereses que guían sus pasos e "ideas" (por llamarlas de alguna forma).
Proyecto político que tiene sus señas de identidad más conocidas en los maleteros de la Púnica, y sus logros más ilustres en el saqueo y privatización de los bienes públicos, junto a otras mordidas de rigor y costumbre.
Tamaña lucidez y análisis de la realidad ya nos explica muchas cosas, incluidas las deserciones recientes de tan dudosa y malhadada cruzada "occidental", porque cuando uno (o una) tiene una cara que se la pisa (se acaba de designar ella misma “regeneradora” oficial) acaba por tropezarse con su propio rostro y curriculum en el espejo.
En sentido opuesto muchos pensamos que AHORA MADRID y otras "mareas ciudadanas" que un santiamén han brotado, crecido, convencido y conseguido votos en los cuatro puntos cardinales de nuestra patria, sin más apoyo que la razón y la indignación frente a los golfos y otros "profesionales" de la política, son tan razonables, saludables e imparables, como las mareas del mar azul de verdad, tan occidentales como la lógica de Aristóteles, y tan universales como la ley de la gravedad.
Y que justamente han nacido para proteger a Occidente y su democracia, del ataque orquestado, globalizado y financiado (ilegalmente), de una tropa bárbara y delincuente, cuya sociedad "abierta" viaja "encerrada" en valijas de lujo, hacia paraísos fiscales y otras patrias amuralladas que no saben de fronteras, civilizaciones, o puntos cardinales.
Y es que no hay mayor sofisma ideológico que sostener y predicar con fe ciega y fanática, que dejar las manos sueltas a los ladrones desregulados, los vuelve honrados, civilizados, y eficientes.
Cabría pensar y defender que si Occidente es un "humanismo" digno de "conservar", tiene más que ver con Grecia, el Renacimiento, Montaigne y la conquista (incluso revolucionaria) de derechos y luces, que con los recortes y expolio de estos derechos, la crueldad con los necesitados, el saqueo del trabajo ajeno y de los bienes públicos, el oscurantismo, el ataque a la educación y el salto rociero de la verja.
Para los defensores tecnócratas de su Occidente particular y privado, que las nuevas formaciones políticas practiquen y exijan "primarias" a los demás partidos, les resulta caprichoso y novedoso, cuando no "excesivamente democrático y helénico".
Lo cual demuestra que efectivamente no han entendido nada (o no quieren entenderlo), porque si algo tienen claro los ciudadanos españoles a estas alturas de la película, es que la corrupción que nos ha llevado al desastre actual nace en los partidos, se alimenta y ampara en sus aparatos, y se trasmite y contagia a la sociedad, que en última instancia es la que paga la factura.
¿O dónde estaban los aparatos "orgánicos" de los partidos (incluidos jueces, fiscales y voceros mediáticos), todos estos años mientras se saqueaba y corrompía el Estado?
Si de algo es consciente el ciudadano español es que se le consulta poco, y de que con mayor pecado y peores consecuencias, las decisiones importantes no pasan por sus manos.
Consultando la soberanía popular como es obligado y propio de "Occidente" ¿España habría entrado en la guerra de Irak, que al final fue decisión justificada en la mentira y guiada por intereses personales y privados?
El Tribunal Constitucional considera que las plusvalías y beneficios de los bancos (muchos de ellos rescatados con dinero público que no han devuelto) están por encima del derecho constitucional a la vivienda, y mediante reciente y sorprendente sentencia da apoyo legal al desahucio de familias enteras (incluidos niños y ancianos). Se justifica el alto tribunal en que nuestra Constitución es como es.
Muy sensatamente, un representante de Izquierda Unida concluye de esta sentencia y argumento jurídico que entonces es nuestra Constitución la que tiene un problema. Y gordo.
¿Alguien puede considerar serio hablar de la regeneración y refundación del PP sin hablar de la regeneración y refundación del PSOE, y sin acometer muy seriamente y como medida higiénica la regeneración y refundación de nuestra Constitución, que ha sido el soporte legal y político de la corrupción actual?
Marcos Benavent, yonqui del dinero y oficiante del mangue (leo en noticia de hoy mismo), tras entregar al juzgado los discos duros que otros borran, pretende servir a la verdad regeneradora describiendo y explicando el modus operandi de los "defensores de Occidente", made in PP.
Eso, más que una “cruzada” es una cruz sobre nuestras espaldas, pero ese es (junto a la devolución del dinero) el único camino de la regeneración.