Opinión

Que vienen los rojos (y los ecologistas)

Leo en ocasiones análisis políticos que aspiran a la consideración de posmodernos y que no pasan de rancios y viejunos. Aunque aparezcan envueltos en la retórica "liberal" y la falta de prejuicios, el mensaje que ocultan es tan viejo cómo aquel con el que nos machacaban durante nuestro adoctrinamiento juvenil:

¡Que vienen los rojos! y además tienen rabo y cuernos (aunque ahora son de color verde).

Durante nuestro adoctrinamiento juvenil las aulas (que eran aulas franquistas) estaban "ideologizadas", y la ideología era el nacionalcatolicismo.

Teníamos por ejemplo una asignatura que se llamaba "Formación política", y como poníamos motes cariñosos a todos nuestros profesores, al de "Formación política" le llamábamos "El pistolas". Solía llevar las manos enfundadas, cual armas de fuego, en los bolsillos del pantalón, mientras se movía entre los pupitres, y de pronto, con la rapidez del rayo, desenfundaba una de ellas con el índice enhiesto a modo de cañón para disparar (metafóricamente) a su próxima víctima. De ahí el mote.

Por variar, a la profesora de filosofía la llamábamos "La domadora". Creo recordar que por su fuerte carácter. A Epicuro lo conocí después, al tiempo que conocía a Lucrecio. El epicureísmo no estaba bien visto en las aulas del nacionalcatolicismo, y recordemos que el nacionalcatolicismo era el pensamiento único de aquel tiempo como el de ahora lo es el neoliberalismo.

Raro se me hace que en las aulas de hoy no se de una asignatura llamada "Formación neoliberal", equivalente a aquella nuestra de "Formación política", a mayor gloria del Movimiento de ahora.

En cuanto a los profesores de aquella "Formación política" que intentaban inculcarnos los principios del Movimiento (o sea, de la parálisis) he leído luego que debía ser gente bien relacionada con el núcleo del poder, aproximadamente falangista.

Querámoslo o no, en aquella película en blanco y negro que era el franquismo, los judíos y los rojos eran los malos, Hitler no podía ser malo porque lo habíamos apoyado con la División azul, y los besos en la boca (verbigracia el de Sofía Loren y Charlton Heston en la película "El Cid") eran pecaminosos, como por lo general eran pecaminosos todos los instintos naturales y sanos, de forma que se cortaban de raíz tales efusiones carnales en el cine parroquial para pitorreo de la parroquia, que ya entonces era consciente de que estábamos dominados por poderes rancios e hipócritas. Creo que todos los demás besos en la boca también se cortaban, y no solo los de Sofía Loren, aunque que duda cabe que los de esta actriz italiana criada en Nápoles eran especialmente pecaminosos.

Conviene recordar esto porque estos días he leído en las redes sociales que Ayuso se quejaba amargamente de nuestras aulas "ideologizadas", las de ahora. Lo cual tampoco es decir mucho porque la Declaración de los derechos del hombre también está "ideologizada". No tengo claro si ella ha llegado a conocer, directa o indirectamente, aquello tan nuestro de la "Formación política" y los "cortes" en el cinematógrafo. Probablemente no porque Franco muere en el 75 y ella nace en el 78. Lo que sí parece claro es que la ideología que ella prefiere está muy cercana a la de Trump, Bolsonaro, Putin, y Abascal.

Pero decía que hay analistas que pasan por posmodernos y que se demuestran bastante rancios (y confundidos) cuando avisan que vienen los rojos, y no digamos cuando afirman que la izquierda de ahora (y claro está que no se refieren a la izquierda oficial) es prosoviética. Y ya empalmando disparate con disparate (que todo es empezar) concluyen que en consecuencia y dado su prosovietismo inmanente apoyan a Putin. No se atreven todavía a decir que estos rojos furibundos y fanáticos también le ponen velas a Cirilo, el pope particular de Putin y de su particular Reconquista. Sería demasiada trola de un solo tirón.

Conviene recordar que la "izquierda de ahora" (es decir, la no oficial) es netamente democrática y rechaza cualquier dictadura, no solo la del proletariado sino también la del dinero. Y que su objetivo no es instaurar unos "soviets", como dicen aquellos analistas para susto de algunos y pitorreo de tantos, sino recuperar la socialdemocracia escamoteada (incluso como alternativa ideológica) durante las últimas décadas de imposición del catecismo neoliberal en perjuicio siempre de las clases medias y trabajadoras. Salvo que consideremos "prosoviético" defender los servicios públicos y el Estado del Bienestar.

Eso y considerar a la Humanidad como un todo en su lucha contra el cambio climático y en la búsqueda de una relación más ecológica, solidaria, y sostenible con el planeta.

Nada que ver claro está con la Reconquista medieval de la unidad nacionalcatólica para sentirnos de nuevo un reino, corrupto sí, pero con destino en lo universal. En lo universal pero sin planeta, claro. Y sin servicios públicos.

Y es que mientras asustamos al personal con los rojos (es decir, los defensores de los servicios públicos, los derechos humanos, y el Estado del bienestar) y también ya de paso con los ecologistas que se nos vienen encima, al tiempo que expandimos la libertad de la dictadura del dinero, el número de ciudadanos que vive en democracia disminuye, y las propias democracias son ya una especie en peligro de extinción, como muy oportunamente nos recuerda Moisés Naím en su último artículo de El País.

Así que está muy bien advertir de los peligros que nos amenazan, pero apunten mejor porque algunos de esos peligros ya se han hecho realidad, y no se enteran.

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