Opinión

Churras y merinas

Tras perder Esperanza Aguirre la poca credibilidad que le quedaba, achacando (en un intento de asustar al personal más ingenuo) un ataque avieso contra ...

Tras perder Esperanza Aguirre la poca credibilidad que le quedaba, achacando (en un intento de asustar al personal más ingenuo) un ataque avieso contra la civilización occidental (que ella en exclusiva representa), a los partidos emergentes (que deben venir de Asia procediendo de Atila), dice ahora un tertuliano gubernamental del régimen en monocultivo (que tanto nos recuerda a tiempos caducos) que así como el PC en otros tiempos, con Carrillo al frente, supo buscar la concordia, los "comunistas" de la nueva hornada 3.0 (¿PODEMOS?), quieren retrotraernos al pasado.

Lo cual dicho esto a adultos que ya no usan hombre del saco, suena no sólo increíble sino indecente.

¿O es que en el "pasado" los aspirantes a políticos (si es que existía tal cosa en aquellos gloriosos tiempos), promovían las "primarias", se recortaban sus propios sueldos, o confeccionaban sus programas políticos mediante el voto libre en Internet?

¿O cuándo tocaban una miaja de poder, priorizaban la vivienda de los desesperados, sobre los beneficios de los bancos rescatados, como premio y recompensa, de su propia estafa?

¿Qué tendrán que ver las churras con las merinas, o buscar la justicia con impedir la concordia?

Como sí la concordia fuera posible sin justicia y sin solidaridad.

No veo yo a los “soviets” de la estepa helada manejando con soltura y libertad, la red abierta a la información libre.

Del mismo modo que imaginar al gobierno represor de Tiananmen como ejemplo de democracia (bueno para el negocio), cuesta tanto como imaginar al PP encajando la libertad de las “primarias 3.0”.

Que para mi tengo que el único ataque "asiático" a la civilización occidental, son los mecanismos y trucos de explotación laboral, cercanos a la esclavitud, importados desde el Extremo Oriente.

Que si lo miramos desde la perspectiva correcta, nuestros “liberales” más vociferantes son, sottovoce, “pro-chinos” (en el sentido de fabricas con esclavos y puertas con cerrojos).

Claro que para quien piensa que "el dinero es cobarde" y sólo florece en un ambiente de corrupción, o confunde las interacciones sociales y las relaciones humanas, con la mecánica darwinista de las bestias, todo lo que no sea funcionar mediante "mordidas", mordiscos, sobornos, y un remanente generoso de paro que permita la explotación laboral, debe ser "trotskista".

Estas invocaciones a la civilización occidental y a la libertad, mientras se pegan tiros desde un maletero por sí caen bolsas de dinero público del cielo libre de impuestos, es el modus operandi habitual de los tahúres.

Sea como fuere, el caso es que esos enemigos de Occidente tan denostados por su peinado y camisas mal ajustadas (radicales los llaman también), que en realidad son generadores de consenso, han logrado convencer a todos (he ahí al consenso) de que esta democracia está corrupta y apesta (convencimiento nada complicado dadas las evidencias), y hoy ya nadie discute, salvo golfos con intereses personales, la necesidad de regeneración democrática.

De lo cual cabe inferir que nos vendría muy bien y sería de gran ayuda, que algún gerifalte de la Internacional socialista o liberal (en realidad son la misma empresa) aterrizara, como caído del cielo, en nuestro solar patrio para echarnos un cable en esta operación de saneamiento democrático, siempre que no sea de los que han colaborado directamente en su corrupción (por ejemplo el señor X).

Alguien que nos ilustre como dejar de ser una nación puntera en explotación laboral, y el segundo más potente de Europa (después de Rumania) en pobreza infantil.

Si alguien tiene un deseo irrefrenable de volver al pasado, a la tradición, a lo de siempre, son los que, recordándonos tiempos de nuestra infancia, pintan con cuernos y rabo a los que no piensan como ellos, y por desgracia para su negocio y cotarro, están indignados porque no son tontos.

¡Que viene el coco!

¡Si, pero con birrete y título universitario!

Lo único que puede consolarnos de este intento tan torpe de intoxicación, es pensar que a poco que crezca la lucidez microeconómica como se infla el espejismo macroeconómico, estos argumentos tan rústicos no sólo parecerán necios, sino malintencionados.

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