Opinión

El chiste

Pues de nuestros exquisitos mandarines, expertos en evasión fiscal, elusión fiscal, y otros fraudes finos. De Juncker y compañía. Que no hay como probar la guinda para saber ...

Aunque visten muy estiraos, luego se lo pasan pipa. A nuestra costa, claro.

Es sabido que les damos mucha risa.

¿Qué de quién hablo?

Pues de nuestros exquisitos mandarines, expertos en evasión fiscal, elusión fiscal, y otros fraudes finos. De Juncker y compañía. Que no hay como probar la guinda para saber de qué merengue está hecho este pastel llamado Neoeuropa.

En estos días se dirimen judicialmente las hazañas -en el ramo de la elusión fiscal- de algunos de nuestros más empinados mandatarios europeos: como Juncker, capo nuestro y responsable último del Luxleacks, perdonado de sus imperdonables fechorías por obra y gracia de "La gran coalición" (ya saben).

Gracias a esa monocorde mezcla política de contrarios siameses, se libró el susodicho estratega de la necesaria e higiénica moción de censura. Y es que no hay nada como la autoproclamada "responsabilidad institucional" de los coligados, para ocultar la colaboración consensuada en el crimen.

El tiempo transcurrido y los papeles de Panamá, han demostrado que aquellos socios contrarios a la transparencia y la visibilidad, tenían fundadas razones para hacer frente común y proteger al Boss. "Responsabilidad institucional" es lo que antes se llamaba, en la jerga del oficio, ley de la omertá.

No séqué vena se les ha roto a nuestros gerifaltes últimamente (desde la revolución mango-liberal en adelante), pero asisten más a los juzgados que a los problemas de los ciudadanos. Y quizás es mejor así, porque cuando les prestan atención es para empeorarlos o crear otros nuevos. O para meternos en una guerra, si se levantan con resaca y ganas de negocio. Ponen los pies encima de la mesa, se toman un whisky, y luego firman la masacre.

La niña de sus ojos son las multinacionales, que aunque no votan tienen mucha pasta, y todo lo que suene a dinero fácil y evasión(oelusión) de impuestos, les pone tiernos. Que eso de pagar a Hacienda es cosa de pobres, y ellos son gente de calidad y bien relacionada. Hoy por ti, mañana por mí. Arrieros somos y en las puertas giratorias y demás favores nos encontraremos. Pagar menos del 1% en impuestos en vez de un 29%, es uno de esos favores, que pagamos con sangre los demás: “sus maniobras… han contribuido a que estados como España, Italia o Grecia tuvieran que recortar su sanidad y sus servicios” (Stuart Holland, La Vanguardia 29/04/2016).

Según un informe del Parlamento europeo de 2013, cada año deja de recaudarse en Europa un billón de euros, debido al fraude, la evasión fiscal, y otras proezas similares.

Esto al mismo tiempo que los recortes sociales causan víctimas y bajas con nombres y apellidos. Y de todas las edades. Y ahí están, como si el tema no fuera con ellos. Y no solo eso, sino que encima echan una mano. Para ayudar a los evasores, claro.

Decir estas cosas, suele descalificarse como populismo. Pues vale.

Sigan en esa línea.

Sintomático del bodrio en que ha degenerado nuestro marco político, es que el encausado por este asunto (Luxleacks) es el auditor que destapó la trama, Antoine Deltour, y otros dos informantes, y no el responsable de la fechoría, Jean-Claude Juncker.

Transparencia Internacional (TI) pide protección para los informantes de Luxleacks.

En un ámbito democrático deberían ser los informantes los protegidos, no los delincuentes. Saquen sus propias conclusiones, que no es difícil. Estos héroes civiles son los que tendrían que estar aforados, y no Rita Barberá o Juncker.

"Juncker no tiene legitimidad", dicen con razón los que acostumbran a mirar las cosas de frente y los hechos con los ojos abiertos y limpios de legañas. Pero claro, a ver quién contradice a "la gran coalición", que incluye las derechas rancias de siempre, junto a socialistas de pega, colaboradores "oficiales" de contrastada responsabilidad institucional, es decir, a esa izquierda que tanto ayuda y hace reír a la derecha, a De Guindos y Dijsselbloem  en sus conversaciones de amigotes:

"¿Por qué no hacéis en España una gran coalición con la "izquierda" (léase, aunque se atragante, con el PSOE)?", pregunta con gesto pícaro y risible Dijsselbloem a nuestro ministro de la cosa.

Y se tronchan de la risa. Ambos más un tercero que se une a la juerga.

Se tronchan de la risa en coalición y de la gran coalición, por eso de que conocen de que masa está hecho el pastel. Pastel de un solo sabor.

Otro chiste es cuando dicen, muy serios y de profundis, que Pablo Iglesias en representación de Podemos (o Podemos a través de Pablo Iglesias) quiere hacerse con "las palancas del poder". Ahí es nada.

¡Toma ya! Así expresado parece la trama de una película de Fu Manchú, de un siniestro complot retorcido, en cartón piedra pero muy logrado, todo aliñado con un claroscuro de atmósfera expresionista.

Y lo dicen -al parecer- para convencernos de que la furia y aviesa intención de los Podemitas no tiene límites, y es tal que se presentan a las elecciones para ganarlas, llegar al gobierno, e implementar su programa. ¿Se ha visto alguna vez tamaña desvergüenza?

Y ahora en serio: ¿Alguien entiende el argumento del chiste o capta el mecanismo de tan insólito delito?

Pues de ese tenor es la lluvia fina, el calabobos con que a diario nos regalan algunos medios, que por tal nos tienen.

Ínfimo estilo y deprimido nivel de la campaña en marcha, con todos los resortes y "palancas del poder" trajinando en el mismo sentido y dirección, que parece que las ha programado una lavadora de cerebros, con todas las bielas del "sistema" echando humo contra todo lo que huela a cambio, es decir, contra todo lo que pueda poner en riesgo "su cotarro". No sabe uno si reír o llorar, aunque aconsejo lo primero, porque es más sano y porque el nivel del discurso oficial lo merece.

Discurso que da a entender que los demás agentes en conflicto, no quieren hacerse con las susodichas palancas, o lo que es peor, que según juicio implícito y que no es necesario expresar, esas palancas tienen unos dueños señalados por la tradición y amos por derecho de pernada, cuya titularidad no se discute ni está sujeta a la contingencia del voto.

Estoy por asegurar que no soy el único que cuando tratan de endilgarle este tipo de papillas pasadas por el pasa puré, más propias de niños de pañal, le queda más claro de que plato no quiere comer. Se deben creer que nacimos ayer o que no hemos hecho el bachillerato.
¡Pero hombres de Dios! ¿No se dan cuenta que estos intentos de embeleco les dejan a ustedes mismos en muy mal lugar?

En resumen, la "gran coalición" es la fórmula política idónea para que los evasores fiscales y otros malandrines, se encuentren cómodos y desregulados cometiendo sus fechorías. Esto es de primero de ciudadanía responsable.

Por eso los desreguladores que los desregulan, tienen nombres tan distintos y en el fondo tan iguales: Thatcher, Blair, Aznar, Felipe González... Suenan a lo mismo.

Tal es la proximidad y la simbiosis, que no solo establecen entre ellos relaciones crematísticas, sino incluso sentimentales: aparean sus fortunas.

Primero juegan en la división de desreguladores, y luego ascienden a la de desregulados.

¿Pero alguien esperaba que el PSOE pusiera en duda o en riesgo el programa económico marcado a fuego (incluso en nuestra Constitución) por la ultraderecha europea?

Antes el manzano dará higos.

Pedro Sánchez y Albert Rivera: un paripé desde el principio.

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