Opinión

Bocadillos de pobre y caviar ruso

Tengo por cierto que Carpanta era experto en economía virtual y nebulosas financieras. En su nube mental siempre había un pollo...

Tengo por cierto que Carpanta era experto en economía virtual y nebulosas financieras.

En su nube mental siempre había un pollo frito con alas, y sus atracones de domingo siempre flotaban por encima de sus posibilidades y de sus jugos gástricos.

A cierra distancia en la estratosfera.

Era pues un evasor nato, que se evadía así de su hambre real mediante viñetas volanderas y longanizas metafísicas. Al menos tenía servilleta, aunque prestada.

Es necia, por primitiva, la estrategia que intenta hacernos creer que los que nos deben dinero son los pobres miserables que se mueren de hambre y frío por las calles de Grecia (o de España), o los desahuciados que se acogen como último refugio a un centro caritativo de Atenas o Madrid, y que no tienen ni para pagarse un palillo ni para encenderse una fogata, ni siquiera para rematar como Dios manda su propio entierro.

Más sensato sería pensar, que los que nos deben dinero son los delincuentes financieros, griegos, franceses, ingleses o españoles, galgos o podencos (igual da), que globalizan la corrupción en todos sus frentes, la desigualdad hasta sus últimos extremos, la explotación laboral competitivamente, y que engolfan el dinero de todos nosotros en la misma cueva donde cagan sus huevos los asesinos a sueldo, los traficantes de armas, y los capos de la droga.

¡Dime como quien andas y te diré quien eres!

Su bandera solo es una, pero negra.

Conviene no olvidar que el proceso que se inicia con la  última "razia" de la barbarie capitalista, consiste en hacer pagar la estafa a los estafados y el crimen financiero a sus víctimas. Esa es la deuda que nos quieren cobrar.

Y para ello: divide y vencerás.

Y ahí están, intentando enfrentar a los españoles estafados contra los griegos hambrientos.

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