Asaltar Capitolios
Sin duda recordaremos estos tiempos.
Dentro de la nueva normalidad que nos ha caído encima, sin comerlo ni beberlo, no solo están las pandemias y el cambio climático, sino también asaltar Capitolios.
Asaltar Capitolios y hundir servicios públicos constituyen el alfa y el omega del neofascismo internacional posmoderno.
Hay que suponer que tras la estafa económica neoliberal de 2008, cuya consecuencia inmediata fue recortar derechos y saquear servicios públicos (aún sufrimos los efectos de esos recortes), el siguiente capítulo consistía en atacar a la democracia y asaltar Capitolios.
Debería ser bastante orientativo que Abascal venere y apoye a Donald Trump, que no hace tanto promovió un golpe fascista en USA.
También Bolsonaro intentó seguir esa misma linea de acción, que no es otra que la de aquellos a los que las urnas y su resultado, cuando no les es favorable, causa sarpullido o incluso una reacción más violenta.
La labor de las cloacas del Estado y la policía "patriótica" en España, la parasitación de nuestra justicia por la derecha radical, y la actual campaña contra Sánchez, que sucede a la anterior campaña contra Pablo Iglesias, tiene mucho que ver con esto, con una falta de respeto a la legitimidad democrática.
Y no solo Abascal sino que incluso Ayuso parece estar compenetrada con esa corriente de admiración hacia el magnate de "instinto asesino" y hacia aquellos que no respetan siempre, independientemente del resultado, el voto de las urnas. Depende.
Si la dejan a su bola es capaz de dar la "medalla de la libertad" a los que asaltan cámaras representativas y queman urnas, o en su defecto a aquellos que recomiendan beber lejía para prevenir infecciones, una de las hazañas más notables de Donald Trump, que ahí demostró que efectivamente tiene "instinto asesino".
De lo que no cabe duda es de que ella y sus colegas se han propuesto acabar en unos pocos años de agitación y bulos con el prestigio de la palabra libertad, y la van a dejar hecha unos zorros, inservible, y para el arrastre.
Esta noble palabra, fundamental para entender Occidente, no encaja bien con aquellos que insultan y llaman "ancianitos pelotudos" a las personas que murieron desasistidas en algunas residencias durante la pandemia COVID.
Pero bueno, también dijeron que la Historia se había acabado y que quedaba cerrada la puerta a cualquier aspiración que no cumpliera con su catecismo extremista de ultraderecha. “No hay alternativa”, decían. Y se equivocaron.
No lo conseguirán.
La libertad seguirá siendo un elemento esencial de nuestras sociedades y ellos pasarán de moda como falsarios e impostores. Ya ocurrió antes.