Opinión

¿A qué grupo perteneces?

La técnica estadística más común utilizada en la investigación sociológica se conoce como análisis clúster (del inglés, agrupar). Permite dividir una ...

La técnica estadística más común utilizada en la investigación sociológica se conoce como análisis clúster (del inglés, agrupar). Permite dividir una población en un número determinado de grupos, en base a semejanzas de perfiles. Lo más importante de un análisis de este tipo es definira priori el criterio en base al cual se va a dividir esa población, así como elegir quécaracterísticas son más necesarias conocer para poder caracterizar cada grupo. Ambas elecciones no son nada fáciles. Por ejemplo, nos encanta etiquetarnos políticamente (izquierdas y derechas), pero por mucho que lo intenten las empresas demoscópicas, no es fácil definir unos perfiles homogéneos tanto socioeconómicos como de comportamiento que expliquen la intención de voto.

Si quisiéramos agrupar a los habitantes de Toledo en clústeres en función de un criterio adecuado, me quedo con el que propuso el escritorJesús Cobo hace dos años en una de sus charlas: según el grado de romanticismo. Es una clasificación en tres grupos que no está demostrada estadísticamente –se queda como tarea pendiente-, pero que responde a esa idiosincrasia especial que caracteriza a todas las ciudades históricas, donde el peso del pasado es muy fuerte.

Toledanismo. Para Cobo, “es un grupo minoritario y voluntarioso, románticos por naturaleza, cuyas posibilidades son escasas pero apreciables”. A muchos de éstos les gusta autoproclamarse como TTV (Toledano de Toda la Vida). Les viene de nacimiento, y procuran no despegarse para nada del Casco Histórico. Algunos de ellos hasta han vendido su coche para evitar problemas de aparcamiento. Se saben todas las leyendas y los nombres de las Puertas, pero notan que el Toledo que les vio nacer va perdiendo su esencia.

Toledaneo. Grupo “más generalizado y popular […] valora lo decorativo y accesorio y muestra una compulsiva afición a lo cursi. Su motor es la nostalgia unida a la presunción y, su cuño, posromántico”.A este grupo –de edad media más baja que el anterior- pertenecen los nacidos en barrios periféricos o en otras partes de España que, por alguna circunstancia se han enamorado del patrimonio y el paisaje toledano. Sienten el Casco como suyo y se implican para dar vida a la ciudad.

Indeferentes. El escritor toledano incluyó aquí a “la posición más mayoritaria, que adopta un indiferentismo encubierto en hopalandas retóricas. Fruto del relativismo cultural, de la irresponsabilidad intelectual y de la insensibilidad del gregarismo”.Este grupo está compuesto en su mayoría por matrimonios de mediana edad que han optado por poner por delante el futuro de sus hijos y su propio bienestar que el de implicarse lo más mínimo en ‘salvar’ a la ciudad en la que viven. Son aquellos que pueden estar semanas sin pisar el Casco, pero no se pierden las migas de Navidad en su barrio.

Las ciudades históricas viven en crisis porque se han convertido en lugares de pasopara los turistas. Soy optimista porque con el boom de internet y de las redes sociales, se ha conseguido que muchos indiferentes se pasen a la práctica del ‘toledaneo’. Sin necesidad de irse a vivir al Casco, se ha crecido en un sentimiento de hermanamiento y de defensa del patrimonio: movilizaciones en contra de la tirolina y del estado del río Tajo, el compartir fotos del Toledo de ayer y de hoy para disfrute de los que viven fuera, la presencia de los propios toledanos en las rutas turísticas que creíamos que solo eran para los de fuera, etc. Una vez más la ciudadanía ha dado una lección a los políticos. Porque si queremos salvar Toledo y que las futuras generaciones estén repletas de TTVs, dependerá de cómo nos impliquemos.

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