Ayer no es hoy
Les diré que a mi me resulta inquietante que el Presidente de Gobierno ponga en entredicho al Poder Judicial, concretamente a los jueces que investigan determinadas actuaciones de su esposa y de su hermano. Y eso es lo que hizo en la entrevista a medida que le han hecho en la 1 de TVE (¿Dónde si no?).
Un Sánchez delgado, con el rostro acartonado, se hizo presente en la pantalla para decir que si tiene que gobernar sin Presupuestos lo hará. Lo cual ya sabíamos. De manera que cabe preguntarse hasta dónde es capaz de llegar con tal de no moverse de la Moncloa. Resulta inquietante su apego por el Poder.
Mientras tanto ha encontrado en Salvador Illa un enviado especial de postín para reunirse con Carles Puigdemont y les permita seguir gobernando a ambos. A él en Moncloa y a Illa en la Generalitat.
Salvador Illa, para justificar su encuentro con Carles Puigdemnt, lleva días repitiendo un mantra: "El diálogo es el motor de la democracia". Tiene razón. Se lo debería decir a Pedro Sánchez, que ha hecho del enfrentamiento y la descalificación de la oposición y de todos los que no le aplauden el eje de su acción de gobierno.
Illa defiende su reunión en Bruselas con Carles Puigdmont con la misma convicción que no hace mucho defendía lo contrario. Y es que la hemeroteca es la prueba del algodón de los políticos. Hace no tanto que don Salvador descalificaba a quienes se reunían con Puigdmont, sin ir más lejos a uno de sus antecesores en la Generalitat: el inefable Quim Torra.
Según dijo entonces Salvador Illa, Torra iba a Bruselas a ponerse a las órdenes de Puigdemont: "Lo que hace es ir a recibir instrucciones de un fugado de la Justicia" decía y ahora afirma lo contrario y defiende reunirse con el fugado. ¡Qué fuerte!. Es más, ha dicho que esta reunión le hubiera gustado tenerla antes y además en Cataluña.
Yo estoy entre quienes creen que en política el diálogo con los oponentes es una obligación y que resulta una anomalía que el Presidente Sánchez haya convertido en costumbre negar el pan y la sal a oposición. Pero en la política y en la vida no siempre es todo blanco o negro. Carles Puigdemont es la cabeza visible de un intento de golpe contra nuestro sistema constitucional. Está condenado por los tribunales españoles, y a pesar de que Sánchez le ha confeccionado una ley de amnistía sigue siendo un fugado de la Justicia. Por cierto que la ley de amnistía está en entredicho por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
En mi opinión, que el señor Illa acuda a reunirse con el señor Puigdemont es un acto de humillación ante un dirigente político que quebró la ley y puso en cuestionamiento nuestro sistema democrático. Pero la visita de Illa no es peor que el pacto de Pedro Sánchez con Carles Puigdemont para mantenerse en la Moncloa.
De manera que la reunión de Salvador Illa y Carles Puigdmeont no es por un motivo altruista, sino por mantenerse él en la Generalitat y Pedro Sánchez en Moncloa. Así de simple y así de claro. Desde el PSOE vienen negociando con Puigdemont con absoluto descaro y lo hacen no porque crean en el diálogo, como melifluamente ha dicho el señor Illa, sino sencillamente porque necesitan sus votos. Al menos que no traten de engañarnos.