Opinión

Un país de burbujas

Hace años fuimos víctimas de la burbuja del ladrillo, que dejó a muchos jóvenes sin formación, abducidos por el empleo fácil y mileurista que generaba la construcción. Al final la burbuja estalló y cayeron al vacío. Sin trabajo, sin formación y con un puñado de años más. Lo ocurrido, como es habitual, se analizó a toro pasado. Sociólogos, economistas, tertulianos... coincidieron en la teoría de la burbuja; y una vez más, como en tantas ocasiones, llegaron los golpes de pecho y el propósito de enmienda en nuestra sociedad y sobre todo en nuestros gobernantes “lo siento mucho, fue un error, no volverá a ocurrir”.

Las ‘Reformas estructurales’ de los gobiernos Rajoy desencajaron el marco de las relaciones laborales, provocando más desempleo y desprotección social. Para enmascarar los desastrosos efectos, maquillar las cifras del paro y aparentar que aquí no pasa nada y que se sigue generando empleo, se animó e incentivó a los que habían perdido sus trabajos para que iniciaran una aventura por su cuenta y así el Gobierno podría contarnos que hay más cotizantes, que se vuelve a crear empleo gracias a las reformas impuestas, que esto va viento en popa… Cuando la verdadera realidad es otra.

Han pasado unos años y los mismos que fueron atrapados por aquella burbuja de ladrillos, han vuelto a verse atrapados en esta nueva cárcel transparente, que te seduce y envuelve silenciosamente, que cuando te quieres dar cuenta es demasiado tarde. La burbuja del ‘emprendimiento’ diseñada por el neoliberalismo ramplón y rampante para enganchar a quienes, víctimas de la Reforma Laboral, cayeron en la cuneta del paro.

Trabaja para ti mismo, sé tu propio jefe, hazte emprendedor ¡qué bella palabra, qué prometedor futuro, tú lo vales!… Y a los hermosos eslóganes, llenos de optimismo y aderezados con términos en inglés que cautivaran la atención de los más jóvenes, el coworking, la startup, el postmoney..., los gobernantes añadieron incentivos como la tarifa plana a la seguridad social.

Hoy sabemos por los datos oficiales de afiliación a la seguridad social que un millón trescientas mil personas se dieron de alta como trabajadores autónomos desde que se implantó en 2013 la tarifa plana; y que un millón doscientas mil se dieron de baja en este mismo periodo.  

Sin conocer si los que se dieron de baja son los mismos que iniciaron la aventura de emprendedores, sí podemos decir que en torno al 90% de los autónomos que en los últimos tres años ‘emprendieron’ su actividad han cerrado antes de cumplir los dos años.

Una burbuja, esta del ‘emprendimiento’, que arrastra a los expulsados del mercado laboral, casi todos sin experiencia ni formación, forzados a comprar el boleto que les promete una vida mejor, un futuro brillante; pero que, como todos los juegos de azar, no lleva a buen puerto.

Señores y señoras gobernantes: dejen de animar a la gente a ‘ser emprendedores’ solamente para que desaparezcan de las listas del paro; y empiecen a fraguar políticas de empleo dirigidas a la reconstrucción del marco de relaciones laborales y a la consecución de un mercado de trabajo sustentado en una industria potente que garantice estabilidad y prosperidad.

Al final, ustedes consiguen su tranquilidad con los números, pero cuando la burbuja estalla, las vivencias personales marcan a una sociedad y a sus gentes.

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