Vinagre

Esta sociedad es muy permisiva con el consumo de alcohol, con su amplio abanico de bebidas con alta o baja graduación. En la última página del libro “Vinagre” de Jorge Matías, hay un mensaje rotundo que indica que la mitad de los españoles considera que beber una o dos cañas al día no supone ningún tipo de riesgo. El problema es encontrar el término medio para saber cuándo hay un problema de adicción. El autor narra de forma autobiográfica los estragos que ha provocado en su vida beber si ningún tipo de contención, y afirma: “Sé que no todo el mundo va a desarrollar dependencia, pero también sé lo fina que es la línea que separa el alcoholismo del consumo responsable”.

El relato comienza con un hecho clave, como la caída del caballo de Saulo que provocó su conversión al cristianismo. En este caso, la llamada de una amiga el día de su cumpleaños, mientras caminaba embriagado por las calles de Alcalá de Henares, le hizo reflexionar y sentirse avergonzado. A partir de ese hecho, decidió dejar tajantemente el alcohol, tarea ardua porque su habitación estaba colonizada por latas de cerveza vacías y bebía convulsivamente en soledad y en compañía.

En las fiestas veraniegas de un pueblo de Soria se iniciaba en el rito del alcohol, es decir, cogía sus primeras borracheras, puesto que, como se dice coloquialmente, se bebía a cascoporro y se ponían como las grecas. El autor reconoce que hay amistades falsas, cimentadas por el consumo de alcohol, y destaca la incomprensión que existe hacia  los que no beben. El ocio se reduce a conseguir la euforia, producida por los efectos de una droga legal tan perniciosa como las más denostadas, ya que el alcohol provoca accidentes e ingresos hospitalarios, y sobre todo una grave adicción, que le puede ocurrir a cualquiera como a la pareja de la película “Días de vino y rosas” de Blake Edward.  El filme muestra el desmoronamiento de una familia aparentemente feliz, representantes del sueño americano y enganchados   a la bebida.

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