Vida y maravillas
Manuel Gutiérrez Aragón publica su autobiografía de una manera novelada, uniendo cine y literatura como dos grandes pasiones, ya que estas artes han movido su vida desde que pudo matricularse en la mítica Escuela de Cine. Allí tuvo como profesores al exigente Carlos Saura y a un amigable Luis García Berlanga, con los que aprendía la teoría y la práctica en los rodajes de un nuevo cine más comprometido y con más calidad técnica.
Era la época del tardofranquismo, en el que una nueva generación de intelectuales encontraba un hueco en el complicado mundo de la cultura y de la comunicación. En 1973 dirige su primera película Habla, mudita, ambientada en la montaña de su Cantabria natal, y escribe el guion de Furtivos, película que se estrenó el año de la muerte de Franco. Después llegaron títulos que le consagran como un director de películas de culto, de personajes introspectivos y con tramas complejas. En su filme Maravillas se adentra en el cine quinqui, que era un subgénero muy comercial en las salas de los cines de los años ochenta.
En el ingreso en la RAE, leyó el discurso En busca de la escritura fílmica. En cierta medida, el universo audiovisual del arte cinematográfico proviene del verbo, de la palabra. De esta manera, Gutiérrez Aragón adaptó para la televisión la primera parte de El Quijote. Fue todo un acontecimiento cultural que llegó al gran público en 1992, con el genial Fernando Rey que, en uno de sus últimos papeles en su dilatada trayectoria, interpretaba al hidalgo manchego.