Opinión

Rodaje

Manuel Gutiérrez Aragón es uno de los directores de cine más representativos de finales del siglo XX.  Entre su filmografía aparecen películas como “La mitad del cielo”, “Demonios en el jardín” y una interesante adaptación cinematográfica a la televisión de El Quijote, con unos geniales Fernando Rey y Alfredo Landa, en los papeles de Quijote y Sancho. También se ha dedicado a su otra pasión, la literaria, con la publicación de varias novelas. Su última  novela es “Rodaje”, una crónica de las vicisitudes de un aspirante a director de cine: juventud, amor y militancia política en la España gris del tardofranquismo, como así indica en la solapa la promoción editorial.

El  20 de abril de 1963  es ejecutado Julián Grimau, condenado a muerte tras un juicio nada transparente. Se le acusaba de hechos de la ya lejana guerra civil, y todo parecía un golpe de autoridad y de violencia frente a grupos de oposición política, defensores de un  comunismo más ingenuo que  práctico en el que militaba Pelayo, el protagonista de la novela. Es un joven aspirante a director de cine, que  reparte panfletos  contra la pena de muerte de Grimau, denunciando las  torturas que sufre por parte de la policía franquista. La novela es un cuadro de costumbres que refleja la vida de la ciudad de Madrid, que se va modernizando gracias a la llegada de personas de todos los rincones de España, además llegan actores extranjeros que traen nuevos aires a la filmografía nacional.

Un ingrediente fundamental de la narración es el rodaje de la película “El verdugo” de Luis García Berlanga.  El joven Pelayo, que tiene el guion preparado  para dirigir una película, colabora en ese rodaje. Esta comedia negra, considerada una de las mejores películas del cine español, coincidió precisamente con un ajusticiamiento de un condenado a muerte, a pesar de toda la presión de ámbito internacional.

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