Opinión

La nostalgia

Nuestra sociedad está cayendo en la nostalgia, porque está lanzada a la captura del recuerdo, a la indagación de una memoria colectiva o personal. Esto se nota en la abundancia de programas de televisión que insisten en rememorar vivencias. Es el caso de “¿Dónde estabas entonces?”, programa de la Sexta TV que  está analizando la década de los ochenta con el rigor que deja el paso del tiempo, pero también con el sentimentalismo y la emoción que provocan las imágenes del pasado. En el fondo es  un libro de historia escolar, que ya está incluyendo en sus páginas un temario del que forman parte los acontecimientos que gran parte de la población española vivió como protagonista, como la llegada y consolidación de la democracia, además de los aspectos más lúdicos de una movida cultural, representada en una estética innovadora,  con una ilusión por vivir el día a día con la mayor intensidad posible.

Es cierto  que de la nostalgia se pasa fácilmente a la melancolía, que es el estado depresivo del que ya no mira a su presente ni a su futuro, porque está instalado en un pasado perpetuo. Como ocurre con todo movimiento generacional, se reivindica la calidad de vida de otra época, con las correspondientes comparaciones, casi siempre inexactas. De todas formas, esta entrega a  la nostalgia se la debemos sobre todo a una sociedad cada vez más envejecida.  La clásica pirámide poblacional está invertida y la conclusión es que hay más viejos que jóvenes.  Esto genera algunos problemas, como el pago de las pensiones y la situación asistencial de las personas ancianas.  Por otra parte, la descompensación en los tramos de edad en la  población  supone que la gente joven no encuentre su sitio y se encuentren desplazados de una sociedad hecha a  la medida de sus mayores y su nostalgia.

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