Opinión

El año de Francisco García Pavón

Francisco García Pavón ha sido uno de los intelectuales manchegos más importantes en el siglo XX.  Nació en 1919 en Tomelloso, referencia y espacio de gran parte de sus novelas y relatos. Fue profesor de la Escuela de Arte Dramático de Madrid, crítico teatral, figura indiscutible de los cenáculos literarios en la última etapa del franquismo. Murió en 1989 y después de unos años de cierto olvido, se está volviendo a reivindicar la importancia de su obra. Sus novelas policiacas son novedosas y originales, porque  García Pavón hace una peculiar versión de Sherlock Holmes. Su personaje literario Plinio, policía municipal de Tomelloso, resuelve los casos más difíciles, basándose en sus “pálpitos”  o intuiciones, acompañado de su fiel D. Lotario, el veterinario del pueblo.

Al principio de la década de los setenta  se hizo una adaptación televisiva de sus novelas.  Era una serie de ocho episodios, que se emitió bajo la dirección de Antonio Giménez Rico, con guiones de un joven José Luis Garci.  El gran actor Antonio Casal interpretaba al jefe de la policía municipal y esta serie de televisión fue de las primeras que se rodó en color, toda una innovación en la época. A mi juicio, la novela más lograda de  su obra literaria es “Las hermanas coloradas”, que obtuvo el Premio Nadal en la edición de 1969. De este prestigioso premio literario ya había sido finalista en convocatorias anteriores.

Sería importante que, en la conmemoración del centenario de su nacimiento, llegara a los lectores actuales  una novela como “las hermanas coloradas”. Es un texto de raigambre cervantina, una narración llena de intriga, en la que la inseparable pareja de Plinio y D.Lotario tiene que resolver por primera vez un caso en el centro de Madrid.  Además de los pormenores de una trama de novela de investigación, destaco el inmejorable uso del habla vulgar y de palabras locales, así pues la palabra “ausión” significa aspaviento y aparece frecuentemente en la novela. Por otra parte, aprovechando  la fuerza de un narrador omnisciente hace unos análisis muy interesantes que, cincuenta años después, todavía son muy actuales. Describe la despoblación y abandono de los pueblos manchegos, lo que ahora llamamos la “España vacía”. En Madrid critica la incomunicación, la soledad de sus habitantes frente a la fraternidad del mundo rural. Además presenta una mala urbanización de los barrios periféricos, cuando Plinio pasea por el barrio de Carabanchel.

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