Opinión

Se vende, razón: ausencia de memoría

Esta mañana han lanzado en prensa una oportunidad de negocio muy interesante. 

Es una operación que se lleva gestando más de cuarenta años. 

Imagina, un palacio histórico, que ha sido construido sin coste alguno, con aportaciones solidarias con paseitos “amistosos” por las cunetas para convencer a los insolidarios incautos que no realizaban donaciones desinteresadas para reformar la majestuosa obra,para luego ser regalada “generosamente” por el pueblo al caudillo. 

Este es el Pazo de Meirás, una propiedad que se pone en venta por ocho millones de euros. 

Un edificio que debe ser del pueblo, es decir de todas las personas ya que fue declarado Bien de Interés Cultural en el 2008 por la Xunta de Galicia y pagado por los ciudadanos de aquella época a punta de pistola o bajo amenazas de represalias.

Todo esto fue, como otros muchos, caprichos del dictador Francisco Franco para darse un plácido cobijo durante las temporadas de verano mientras los españoles obedecían complacientemente obligados para garantizar su integridad a salvo. 

Esta noticia es un claro ejemplo de la insignificante importancia de la Ley de Memoria Histórica tiene para los gobiernos populares, siglas que gobiernan Galicia y España. 

Tenemos que solidificar la unión de las dos Españas de una vez por todas y este abuso de sus derechos auto adquiridos de los herederos de Franco no hace por enterrar los odios creados. 

Odios tanto de las familias de los  vencidos como las de los revolucionarios. 

Todo este intento de unión de los sentimientos dolorosos causados por la guerra civil, se plasmó en una Ley bajo el gobierno del Presidente Zapatero. El único que intentó generar un marco de conciliación de las dos Españas. 

Deberíamos entre todos los políticos y administraciones públicas,dar cumplimiento a este mandamiento jurídico para crear un espacio de higiene a nuestra sociedad y no estar condenados a caer en el olvido. 

Esta Ley no se debe quedar en la retirada de las placas a las calles de militares franquistas o en quitar honores en las ciudades sino en enseñar de manera objetiva lo sucedido y devolviendo  a las familias de las personas ajusticiadas de ambos bandos de la contienda civil los cuerpos de sus allegados enterrados en las cunetas. 

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