Opinión

La revolución de los Cayetanos

Con los Mercedes descapotables, megáfono en mano, las mujeres vestidas de “chachas” y olor a caspa cohibariana así transitan por las calles del barrio de Salamanca demandando libertad y proclamándose fieles salvadores de la patria pidiendo la dimisión de un gobierno, a su forma de ver, “social-comunista”.

En este punto analizaré sus llamamientos y sus proclamas, que bajo mi humilde opinión están vacíos de sentido, a lo que quiero enfatizar que todos tenemos libertad de expresión, la misma que los padres y abuelos de estos manifestantes que pasean tan alegremente por las calles, en pleno estado de alarma, dando  voces nos robaron durante más de cuarenta años.

Debemos saber que el estado de alarma está consignado en el artículo 116 de la Constitución Española. Sí borjamari, ese documento que nos llevo avanzar hacia la libertad y que vosotros manifestantes que utilizáis irresponsablemente pidiendo la  dimisión del gobierno, vuestros antecesores no creyeron en su ratificación. 

Esto, me atrevo a tomarme la licencia de opinar sin pretender hacer un análisis histórico que excede mis entendederas, queden aquí someramente reflejados ciertos hechos para el conocimiento de los lectores de mi modesto artículo de opinión.

Si bien los antecesores del PP y ahora los de su escisión radical de VOX,  tuvieron esas dudas, bien venido sea que sus niños y no tanto se llenen la boca de proclamas a favor de la libertad tanto de actuación como de expresión que nos regala la Constitución, antes que apuntarse a la estrategia de los Pavía o los Tejero.

Todo el mundo en nuestra España, que para el que no quiera verlo es así, NUESTRA, tiene el derecho a manifestarse por lo que quiera defender, por Dios faltaría más, no solo los que portan palestinos y con rastas pueden hacerlo. 

¡Válgame! Proclamarán algunos al leer mi artículo a la vez que les estallará el mensaje que utilizan como el recurso recurrente de defensa de la unidad de España.

Sí, soy un rojo, como suelen llamarnos a los que defendemos la igualdad de todas las personas, en derechos como en obligaciones tanto los españoles como los que no lo son. Y además socialista, para dar un calificativo que utilizarán de manera peyorativa pero para su desgracia al no hacerme sentir mal, lo llevo con orgullo. 

Orgullo al ver que los “inventos descabellados” despilfarradores de la maquinaria socialista como los calificaron. 

Me quiero referir a la sanidad pública, que ha aportado una increíble respuesta a este maldito virus asesino, que no mira a quien afecta ni mata. 

O a la UME, que han respondido con valor, lealtad, esfuerzo y constancia a las demandas que se les hacia. 

A las medidas sociales tomadas en esta crisis, con el objetivo de no dejar a nadie atrás, ni que tengamos que decidir como el dilema de la frase de un atracador, pero esta vez adaptada a las circunstancias “el trabajo o la vida”. 

Y en definitiva me hago la gran pregunta del millón, si tanto defienden el bienestar del pueblo español,¿por qué se saltan a la torera las normas establecidas para evitar más contagios y muertes ?.

Estar en casa callados no es el objetivo de este estado de alarma, el que realmente es es sin duda ninguna controlar y ganar la lucha contra este virus asesino es el único objetivo. 

Guardar distancia no es para dispersar a la gente, es el no propagar alegremente a nuestro enemigo común. 

No quería hacer ningún comentario político hasta que no se levantase este estado de alarma, pero irremediablemente me tengo que posicionar porque no paro de recibir las llamadas fake news o bulos mal intencionadas llenos de medio verdades sesgadas intencionadas. Pero  mejor dicho, siendo la única intención el anestesiar a los borjamaris y a sus anexos para “infosicar”, crispar, manejar y dirigir a la ciudadanía utilizando el desconcierto que todo el mundo tiene, este en la posición en cual esté. 

El adoctrinamiento dejó paso al pensamiento. Ruego a Dios que no vuelva y que la sociedad española piense por sí sola en lugar de tragarse las demandas cargadas de proclamas fáciles y ritmos reaccionarios.

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