Opinión

Consejo de Ministras

El pasado lunes, tomaron posesión de sus cargos los miembros del nuevo gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez. Hubo unanimidad en algunos aspectos formales: ninguno pidió la Biblia y el crucifijo y todos escogieron la fórmula de la promesa para formalizar su compromiso. Sí que hubo discrepancias en el notable coro en la referencia al secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros, del Consejo de Ministros y Ministras o, directamente, del Consejo de Ministras, que fue la variante escogida por Irene Montero y Yolanda Díaz, arrastrando el femenino genérico con el que han renombrado su formación como Unidas Podemos.

A través de Twitter, algún ciudadano consultó a la RAE sobre la corrección de esa fórmula. Y la RAE respondió desde la ortodoxia de la norma, recordando que "es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto". Tampoco es partidaria esta institución del desdoblamiento: Consejo de Ministras y Ministros.

El camino hacia un lenguaje más inclusivo es un proceso que requiere tiempo y que no deciden ni la institución académica, no siempre partidaria, ni voluntariosos personajes de relevancia pública. Somos los hablantes los que vamos fijando los cambios, aceptando o desechando propuestas y no siempre con el mismo criterio. Así, muchos de quienes dicen concejala con naturalidad no hacen lo mismo con las fiscalas, por ejemplo. Y quienes usan los femeninos dependienta o asistenta para nombrar sendos oficios, usarán los masculinos no marcados dependiente o asistente cuando quieren referirse a una mujer con gran discapacidad o a una asesora profesional.

Pero, en general, no conviene caer en contradicciones. Porque si muchas mujeres no se sienten incluidas en el masculino genérico, resulta absurdo intentar imponer la misma fórmula a la inversa y construir genéricos femeninos en los que pueden no verse incluidos los hombres. Es verdad que encontrar fórmulas alternativas inclusivas no siempre es fácil. Pero en este caso que nos ocupa, como en el del Congreso de los Diputados, es muy sencilla la alternativa sin caer en el farragoso desdoblamiento ni en el extravagante femenino. ¿Por qué no los llamamos sencillamente Congreso y Consejo, o Consejo de Gobierno, por ejemplo? Así caminaremos hacia la inclusión tomando la vía más sencilla de la norma, logrando fórmulas que, a la vez, sean inclusivas y eficaces.

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