Opinión

Dos "x" que multiplican

España cuenta hoy con prácticamente cuatro millones de parados, 400.000 más que cuando estalló la pandemia, y todavía hay en ERTE cerca de 750.000 trabajadores, muchos de los cuales van a ser pasto de EREs, es decir de despidos. Desde marzo de 2020 se han destruido más de 430.000 empleos y todavía no hemos empezado la recuperación económica ni sabemos de verdad cuándo van a llegar los fondos europeos y a qué sectores va a afectar. El Gobierno aprobó unos presupuestos voluntariosos, pero la realidad es que han aumentado los gastos y van a bajar los ingresos previstos. Si las cifras macroeconómicas se trasladan a la economía doméstica, la radiografía es que hay menos trabajo y más precario, que ha aumentado la desigualdad, que hay más pobreza severa, y que el Ingreso Mínimo Vital -una propuesta reiterada durante años por Caritas que, finalmente, este Gobierno aprobó- apenas ha llegado a una mínima parte de la población afectada y que, además, cuatro de cada diez familias han dejado de recibir la renta mínima autonómica que antes percibían. 

Todo eso lo saben bien la Iglesia Católica y Cáritas, lo mismo que otras muchas ONGs que están a pie de calle atendiendo a todas esas personas -algunas que nunca habían imaginado verse en esa situación, porque tenían trabajo y vivían sin lujos, pero con dignidad- que han engrosado las colas del hambre o que no pueden pagar los gastos de alimentación, higiene o de sus viviendas. Nada menos que medio millón de ciudadanos han llamado en este año por primera vez a las puertas de las Caritas parroquiales y otros espacios de la Iglesia Católica extendidos por toda España. Se sumaban así a los miles de familias que ya estaban en una situación de exclusión que, incluso, ha empeorado. Más de 6.000 nuevos voluntarios han sumado su apoyo. Así que ha aumentado la pobreza y la desigualdad, pero también la solidaridad, la red de solidaridad que atiende a mujeres, menores, ancianos, migrantes, refugiados, enfermos, personas hospitalizadas, sin hogar o en prisión... Uno de cada diez españoles recibe ayuda asistencial de la Iglesia o de sus ONGs. Todo un dato. Sin ellas y sin el excelente trabajo de otras ONGs, la paz social sería muy difícil.

El año pasado, cien mil españoles más (un 5,6 % más que el año anterior) se sumaron a marcar la X de la Declaración de la Renta a favor de la Iglesia, esa que hicimos en medio de la pandemia. En total, 7,3 millones de ciudadanos, un 32 por ciento de los que hacen el IRPF. Algún medio de comunicación ha titulado "solo un 32 % marca la casilla", pero esos son, por ejemplo, bastantes más que los que dieron la victoria al PSOE en las últimas elecciones generales y también los que, según el CIS y el mismo medio de comunicación, prefieren un Gobierno tripartito de izquierdas para Cataluña. También crecen los que marcan la otra X solidaria. Pero todavía no es suficiente. Marcar la X a favor de que se dedique un 0,7 de sus impuestos a la Iglesia Católica y otra X a las "actividades de interés social" -la única decisión que nos permiten tomar a los ciudadanos en los Presupuestos Generales del Estado- es apostar por una red de solidaridad de eficiencia demostrada, transparente, que rinde cuentas públicamente del empleo que da a ese dinero y que promueve una cultura de la vida y del encuentro frente a la cultura del descarte y de la exclusión.

Hay que aumentar el número de contribuyentes que marcan esas dos X en la Declaración de la Renta. Hay que salir al rescate de los vulnerados, hay que dar oportunidades a los que lo han perdido todo menos la dignidad. Hay que ejercer la solidaridad y, en el IRPF, podemos hacerlo sin que nos suponga ningún coste añadido. Solo poniendo dos X y haciendo un ejercicio de libertad responsable. No dejes que el Estado decida por ti. Hay que mandar un mensaje a los políticos de que luchen más contra la pobreza y la desigualdad. Marquen esas dos X. No lo olviden.

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