Opinión

Primero la crisis

Luego todo será campaña

Pedro Sánchez ultima ya la inminente crisis de Gobierno motivada por la salida de las ministras Carolina Darias y Reyes Maroto para luchar por las alcaldías de Las Palmas y Madrid. Es una crisis de medio Gobierno porque en el otro, el de Podemos, Sánchez ni pincha ni corta. También hay que esperar a ver si el presidente amplía los cambios –la ministra de Justicia está en todas las quinielas y puede ser sacrificada, aunque no es, ni mucho menos, la principal culpable del bodrio de la ley del “solo sí es sí”– o se limita a lo imprescindible. Si realmente éste fuera “un” Gobierno, al menos la ministra de Igualdad tendría que asumir responsabilidades políticas y ser cesada, ya que no dimite. Si realmente Podemos tuviera principios, sus ministros deberían abandonar la coalición no solo por sus errores o por las crecientes divergencias con Yolanda Díaz, sino por comprobar que las divergencias con su socio de Gobierno son cada vez mayores. Pero ni el presidente cesará a los ministros de Podemos, no puede, ni éstos dejarán el Gobierno. ¿Dónde iban a ir?

Hecha la crisis, lo que queda es campaña electoral. En la carpeta de asuntos pendientes, el Gobierno tienen muchos proyectos importantes. Sobre la mesa, además de la reforma de ley del “sólo sí es sí”, están la ley trans –otra con graves errores y peores consecuencias–, la de bienestar animal –ídem–, la de vivienda, la de seguridad ciudadana o ley mordaza, la de Universidades, la de familias –atentos, también, a lo que se nos viene encima– y la reforma de las pensiones, si es que se avanza algo en un terreno fangoso. Pero además, el Gobierno tiene que hacer frente a los problemas con la mala gestión de los fondos europeos, el descontrol de los precios, la caída del empleo, la subida de las hipotecas, el caos de la justicia y las exigencias de sus socios de Gobierno y de investidura.

Hasta el 29 de junio, fin del período parlamentario, apenas hay tres meses reales de trabajo legislativo, unos diez plenos. Pero, a primeros de mayo arrancará la campaña electoral y, luego, un largo período para la negociación y formación de los nuevos gobiernos municipales y autonómicos. Y, a partir del 1 de julio, presidencia española de la Unión Europea, cargada de actos –mitad de trabajo, mitad mítines–, que seguirá viva durante la campaña a las generales. Si el resultado de las municipales y autonómicas es malo para Sánchez y para el PSOE y sus socios, es complicado que intenten aprovechar los dos meses que les quedarán, antes de disolver las Cortes y convocar elecciones generales, para sacar adelante otras propuestas.

Así que todo se va a jugar en los próximos tres meses. Con un Gobierno dividido y enfrentado, donde el PSOE tratará de presentarse como un actor “ajeno” a algunas decisiones que ha tomado como tal, Podemos tratará de extremar su izquierdismo para quitar espacio al PSOE y Yolanda Díaz, eternamente Yolanda, seguirá deshojando la margarita. Mientras, Feijóo seguirá tratando de ganar espacio al PSOE por el centro izquierda, pero alimentando los votos de la derecha más derecha para Vox. Y, finalmente, los socios de investidura acrecentarán su chantaje a Sánchez para lograr mayores cesiones y ventajas. En cuanto Sánchez haga la crisis de Gobierno, todo será campaña. Y cuando hay campaña, ya saben: “Prometer y prometer…”

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