Opinión

Lo fácil y lo difícil

El Gobierno de Pedro Sánchez ha iniciado sus primeros días con iniciativas que tratan de poner en valor el regeneracionismo de la izquierda especialmente en lo social, en lo ético y en sus señas de identidad. Superada la crisis de Màxim Huerta, casi todos los ministros han hablado estos días y han hecho propuestas, en muchos casos, no competencia de su departamento. Mientras tanto, el presidente ha guardado silencio —no lo romperá hasta el lunes por la noche en la televisión pública— incluso en dos comparecencias de líderes internacionales. Lo único que se sabe de su actividad es el encuentro con los líderes sociales... y con Pablo Iglesias, su aliado-enemigo natural. Hay que esperar que el presidente revele no sólo si hubo acuerdos previos a la moción de censura sino si los hay con Podemos o con otros, que es lo importante, y en qué línea, de cara a lo que queda de legislatura. Y, por supuesto, seguimos esperando el programa de Gobierno que Sánchez no ha expuesto ni ante el Parlamento ni ante los ciudadanos.

Lo único que podemos analizar son algunas de las propuestas que han hecho sus ministros y esa sensación cada vez más firme de que no va a ser posible derogar la mayor parte de las leyes que puso en marcha el PP, desde la reforma laboral a la educativa. El Gobierno es más consciente ahora que cuando estaba en la oposición de que para cambiar algo va a necesitar negociar a todas las bandas y que sin PP o Ciudadanos, los pasos posibles son limitados. La ministra de Economía, Nadia Calviño, que sabe de lo suyo por su experiencia en Europa, ha dicho que "es vital la confianza de los mercados y de los ciudadanos" y que hay que negociar un nuevo marco laboral "con consenso social". ¿Calma dudas?

En el resto de los departamentos, el Gobierno parece buscar más los gestos que los problemas, incluida la decisión sobre la elogiable acogida al 'Aquarius', y todo lo que va a suponer y la lucha contra la pobreza infantil. La ministra de Defensa ha dicho que los presos independentistas catalanes deben estar cerca de sus familias y de su entorno, lo que indica que eso va a ser así en cuanto concluya la instrucción del juez. Este lunes la Ejecutiva Socialista pedirá al Gobierno —y éste lo asumirá complacido—que inicie los trámites para trasladar los restos de Franco del Valle de los Caídos. Parece que Justicia va a promover desde una de sus direcciones generales, mecanismos para "tratar de garantizar el acceso a la verdad en casos relacionados con la dictadura franquista y su sistema represivo". Franquismo e, memoria histórica e Iglesia —jurar sin la Biblia ni el crucifijo, IBI, escuela concertada vs. escuela pública, acuerdos con el Vaticano— pueden convertirse en las banderas del Gobierno para transmitir una imagen de izquierda dura, mientras mantiene el centro en la economía y gana tiempo en el resto.

Pero los problemas reales y urgentes son otros y el Gobierno Sánchez, si quiere ser algo más que una anécdota, debe tratar de buscar consensos y acuerdos para solucionarlos y presentarse ante los ciudadanos como un Gobierno eficiente y con futuro. Los grandes retos de transformación y modernización siguen ahí: Cataluña, la desigualdad, la reforma de la administración, la educativa, la I+D+i-, las pensiones, la Justicia... El Gobierno tiene que optar por lo fácil o lo difícil. Por gobernar unos meses o por cambiar España.

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