Opinión

El escándalo de la justicia

Se están llamando de todo menos “bonito”. Y cada vez sube más el tono de confrontación: bloqueo, deslealtad, impunidad, desfachatez. Sánchez acusa a Casado de “incumplir la Constitución” por negarse a pactar la renovación del Consejo del Poder Judicial y Casado le responde que “solo (lo) renovaré si Sánchez lo despolitiza y no entra Podemos”.

El líder del PP veta a Podemos y habla como si el Consejo fuera suyo y Sánchez contrapone al “incumplimiento constitucional” del PP, el “ejemplo” de Podemos, que, según él, sí respeta la Constitución, que es una manera de ver las cosas cuando menos, peculiar, por no decir otra cosa.

Más aún cuando su líder y vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, ha lanzado graves sospechas sobre la imparcialidad de los jueces y el propio Consejo ha tenido que pedirle respeto. Ello no le ha impedido, no obstante, entrar en el mercadeo de los puestos. Dos, al menos, le había prometido Sánchez.

PP y PSOE llevan treinta y cinco años repartiéndose la designación de los vocales del Poder Judicial por cuotas y dejando algunas migajas para los amigos o socios de conveniencia. En mi opinión, saltándose el mandato constitucional que pide que la parte sustancial del Consejo sea elegida directamente por los jueces.

También señala la Constitución que los ocho vocales que vota el Parlamento deben ser elegidos entre “abogados” y otros juristas, cosa que se ha incumplido sistemáticamente, sin consultas a las instituciones de la Abogacía y con escaso peso de los abogados, actores imprescindibles de la justicia.

Aunque creo firmemente en la independencia de las decisiones tomadas por la inmensa mayoría de los vocales del Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, hayan sido designados de la forma que sea, la imagen que los políticos están dando de dos de los órganos más importantes de nuestro Estado de Derecho destruye cualquier grado de confianza de los ciudadanos en la Justicia.

Así las cosas, la sombra de que los partidos eligen y puedan influir en las decisiones que vayan a tomar los vocales de estos órganos sobre asuntos de importancia es una losa difícil de levantar.

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