Opinión

Elogio del ex

Casi todos estamos preparados para ocupar un cargo, incluso por mucho que supere nuestra preparación y nuestras expectativas, pero nadie nos enseña a ser ex. Y cuando se produce, casi siempre es un drama. Rajoy se ha ido y dice que no piensa dar lecciones a nadie en el futuro. Suárez nunca se resignó a perder el poder ni a la traición, y Aznar y González siguen creyendo, con diferentes intensidades, que no hay mejor presidente que ellos.

Mi suegro tenía la excelente costumbre de acompañar siempre hasta la puerta del Ministerio al cesado o destituido porque estaba seguro de que el nuevo iba tener exceso de personas adulándole. También conozco la historia de un director general que al día siguiente de cesar en su cargo bajó por la mañana a la calle acompañado de su esposa, se sentó en la parte trasera del coche y le ordenó que le llevara a determinado lugar. A lo que la mujer le respondió diciéndole que si era gilipollas, algo bastante suave para lo que se merecía. Lo malo de ser ex es que ya no suena el teléfono y casi nadie te dice lo inteligente que eres o eso de que tienes el Estado en la cabeza, aunque todos sepan que eso no se acerca a la realidad.

El Rey Felipe llamó a Pedro Sánchez cuando este dimitió como secretario general del PSOE y eso seguro que no lo olvida el dirigente socialista, aunque algunos dicen que quiere encaminar el país hacia la tercera república. Los gestos son siempre muy importantes y, además, gratis, pero algunos prefieren usar el descabello con los que caen sin pensar que luego pueden volver. Que se lo digan a Sánchez y a sus enemigos.

La vida no sigue igual cuando unos vienen y otros se van. Cambia radicalmente. En el Congreso ya se ha iniciado una pelea por los despachos de primer nivel y por los escaños. Cospedal mantendrá un lugar en la primera fila porque, todavía... es secretaria general. Pero la que era, dicen, su rival, Soraya Saenz de Santamaría, tendrá que acomodarse en las filas de atrás después de haber estado siempre en las primeras. Pero lo peor será no poder escribir en el Boletín Oficial del Estado, que es el periódico mas influyente de España.

Algunos volverán pronto a su vida anterior, porque en el escaño de a pie es aburrido y allí solo se reciben instrucciones. Les queda el consuelo de que durante dos años percibes el 80 por ciento del sueldo, pero eso es solo una tranquilidad, no una esperanza de futuro. Los ex son una especie en extinción porque siempre los habrá. Salvo los embajadores que lo son siempre aunque hayan pasado décadas de su ultimo destino. Pero casi todos se consumen en el olvido y poco tiempo después nadie recuerda ni su nombre. Es duro. Eso si, algunos pagarían por ser ex sin haber sido nunca nada.

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