No, señor Feijóo, no

Nunca se repetirá lo suficiente el comentario sobre la inutilidad de las sesiones de control parlamentario al Gobierno. Miércoles tras miércoles se reproduce el espectáculo lamentable del rifirrafe entre el Gobierno y la oposición, o mejor las oposiciones, sin que del duelo a garrotazos salga nada positivo para la ciudadanía, más allá de incrementar su escepticismo sobre el funcionamiento de nuestra política. La pregunta, banal, de Alberto Núñez Feijoo a Pedro Sánchez esta semana es: “¿ha renunciado a gobernar?”. No nos hará falta asistir al espectáculo circense para intuir la respuesta del presidente y el desarrollo de los tres minutos de batalla subsiguientes. Pero mantengamos la poco sutil interrogante: ¿ha renunciado Pedro Sánchez a gobernar? Claro que no, pero...

Dicen los cronistas que allí estuvieron que algunos lideres socialdemócratas a asistentes a la “cumbre” socialista de Amsterdam -que no ha suscitado demasiadas referencias, porque registró pocos avances, o ninguno-que algunos de sus correligionarios del mundo mundial se extrañaron de la “nueva” apariencia de Sánchez: extremadamente delgado, ojos huidizos, rostro severo y perdido. Como si algo decisivo se estuviera gestando en su interior. Pero no, sin duda no es un afán de tirar la toalla: para Sánchez, mantenerse en el poder es tan necesario como respirar, o como comer (antes de las cinco de la tarde, por favor). Lo que ocurre es que le están fallando los cálculos: Puigdemont se aleja (veremos a Miriam Nogueras bastante dura en su interpelación del miércoles), Podemos chantajea, Sumar se diluye, el PNV y Bildu andan a la greña, Esquerra está internamente dividida.

O sea, que loa aliados se cuartean. Se me antoja imposible reproducir esta “alianza de la moción de censura”, o este “gobierno Frankenstein”, en frase de Rubalcaba, tras 2027, si es que llegamos hasta esa fecha prolongando la Legislatura más atípica y agónica que se recuerda. Y es que, además, Sánchez, al frente de un Ejecutivo que necesita algo más que retoques, empieza a equivocarse: ¿a quién se le ocurre, señora ministra desconocida, anunciar ahora una subida en la cuota de los autónomos? Menuda se ha liado. Al Gobierno se le acusa de injerencia por lo del Bilbao-Sabadell, de abuso por lo de Indra, de intervencionismo por lo de la tele, de entrismo por lo de Telefónica, etc.

Y encima le salen mal los cálculos internacionales. Trump le dio la mano y dijo lo que dijo, pero luego donde dijo digo dijo Diego y volvió la saña del habitante de la Casa Blanca contra las posiciones del Gobierno español, y no solo, dicen, en materia de gasto de defensa. Su liderazgo contra Netanyahu se ha diluido con la firma de la paz en Gaza, su presidencia de la Internacional Socialista ya hemos visto que se queda en nada y da la impresión de que España se entera de muy poco -sospecho que la CIA y el Mossad informan muy escasamente al CNI-de lo muy deprisa que está girando el mundo. Aquí solo se piensa en 2027.

¿Significa ello que Sánchez haya renunciado a gobernar? Claro que no, y Feijóo debería elaborar preguntas que no le sirvan al presidente para tirar balones fuera hablando de lo mucho que trabaja en todos los frentes y de lo bien que va la economía. Pero así andamos: con un Ejecutivo que hace lo-que-le-da-la-real-gana y una oposición que, siento mucho decirlo, no encuentra el tono. Así ¿qué puede salir mal?