Opinión

Un Gobierno que España necesita

El periodista habla con mucha, mucha gente. Cada cual va configurando “su” Gobierno, entendiendo que quien debe gobernar es quien ha ganado las elecciones. Solo, o mejor, en coalición). O, mejor aún, de concentración. Hay que pensar, en todo caso, en el Gobierno de regeneración que España necesita. Con Carmena en Justicia, con Gabilondo en Educación, con Errejón en una cartera “social”, con Luis Garicano en Economía, con Luis Planas en Exteriores, sin Carmen Calvo en la vicepresidencia, con Iceta llevando las relaciones con las fuerzas políticas catalanas.

Sí, yo quiero un Ejecutivo presidido por Sánchez, que se lo ha ganado, con visión amplia, con gentes de mérito por encima de sus adscripciones ideológicas. Un Ejecutivo en el que puedan entrar Manuel Valls, Irene Villa en Igualdad, quizá Lorenzo Amor representando a los autónomos y acaso alguien impulsado por Iglesias, pero sin Iglesias, que ya ha demostrado por dónde sale siempre: hay mucha gente válida en Podemos. Un Ejecutivo en el que también Casado pudiese colocar a alguien procedente de lo mejor de los tiempos pasados, por qué no Fátima Báñez o Ana Pastor. Y en el que el nacionalismo vasco estuviese también representado.

Hablo de un Gobierno de concentración, más que de coalición o de cooperación, capaz de afrontar los retos inmensos de los tiempos que vienen. Un Gobierno capaz de consensuar entre las formaciones políticas un programa regeneracionista defendiendo, al tiempo, el sistema. Hay en España nombres de sobra, y de sobrado mérito, para integrarlo, para prestigiarnos ante Europa y el mundo. Ser un ejemplo de integración, un modelo que no tiene por qué ser esencialmente progresista, ni menos aún conservador: lo avanzado es un Gobierno que funcione. Es la hora de traer a los mejores al Consejo de Ministros, como en su día supo hacer Adolfo Suárez.

Pedro Sánchez debería ser un Vicente del Bosque de la política, seleccionando a los mejores para ganar el mundial. Lástima que esto que dejo escrito parezca una quimera y, con esta panorámica de partidismo de vuelo corto y ambiciones personales largas, lo es. Pero yo votaría por ese Gobierno y lo apoyaría con entusiasmo. ¿Usted no? Si yo fuese Sánchez introduciría algunos de estos nombres en el discurso de investidura e introduciría una nueva forma de entender la política. De nada va a servir, pero muchos sabríamos que cabe algo mejor que la racanería cutre que tenemos.

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