Opinión

Vendrán años malos

Pedro Sánchez que hace un mes todavía habría podido pactar un Gobierno PSOE-Ciudadanos -tras los resultados de abril habrían sumado 180 escaños- no lo hizo y ahora, tras forzar unas elecciones en las que esperaba mejorar su posición la ha empeorado y si quiere seguir en La Moncloa no tiene otra salida que pactar con Pablo Iglesias. El mismo Iglesias del que decía que no habría podido dormir de saber que ocupaba sillón en el Consejo de Ministros. 

Albert Rivera se equivocó pero visto que había llevado a Ciudadanos al desastre ha tenido el gesto digno de dimitir. De Pedro Sánchez nadie espera un gesto similar al de Rivera. Algo que sí hizo Joaquín Almunia cuando llevó al PSOE a los 125 diputados. El domingo Sánchez consiguió 120 dejando por el camino más de 700.000 votos. No es el único del que ante una estrategia que se rebela fallida hace como qué la cosa no va con él. En el mismo club de quienes hacen cómo que los resultados adversos no tienen que ver con su gestión encontramos a Pablo Iglesias. 

Podemos, el movimiento asambleario nacido del 15M que se transformó en un partido presidencialista ha pasado de tener seis millones largos de votos hace cuatro años a bajar a tres millones pero él sigue y no se espera que haga la menor autocrítica. Lo que va a intentar es entrar a formar parte del Gobierno para tapar el retroceso en votos y escaños. 

Tampoco de parte del PP, que ha subido en escaños, pero sigue muy por debajo de lo que tenía hace apenas cinco años, hemos escuchado a nadie preguntarse el por qué del subidón de Vox sabido que buena parte de los nuevos votantes del partido de Santiago Abascal hasta hace poco votaban al Partido Popular. De los perdedores del 10N -unos más que otros-, no hay indicios de que vayan a analizar las causas de su respectivos retrocesos o de la mengua de sus expectativas. De los nuevos que llegaron predicando el final del bipartidismo que alumbró la Transición, Podemos se ha quedado temblando y el otro, Ciudadanos, está en puertas del desahucio. Solo el PNV, siempre con la Ley Electoral a su favor, se mantiene. La victoria pírrica del PSOE le deja atado de pies y manos a partidos que, como es el caso de Podemos, quieren  acabar con el Régimen nacido en el 78 o de otros que, a costa de la igualdad entre españoles que establece la Constitución, le van a sacar a Pedro Sánchez lo que no está escrito a cambio de apoyar su   investidura. La profecía de Ferlosio parece a punto de cumplirse. Vendrán más años malos y nos volverán más ciegos.  

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