Opinión

La legislatura, en el aire

En la reciente cumbre de la OTAN Pedro Sánchez comprometió un incremento del presupuesto de gasto militar que debería alcanzar el 2 % de nuestro PIB. En ese mismo foro también asumió la petición del presidente Joe Biden para aumentar el número de destructores estacionados en la base naval de Rota. Ambos compromisos deberán ser ratificados por el Congreso. El primero dentro de las partidas del Ministerio de Defensa y el segundo como actualización del convenio firmado con los Estados Unidos.

El futuro no está escrito pero sobre los compromisos asumidos por Pedro Sánchez se avizoran algunos nubarrones. O tormentas políticas porque varios ministros de Podemos están en contra de incrementar del gasto militar, posición que, si son coherentes, llevará al Grupo Parlamentario morado a votar en contra. Es pronto para saber sí al final las cosas se desarrollan en esa dirección pero de ser así asistiríamos a un espectáculo sin precedentes: una parte de los ministros votando en contra de los Presupuestos del Gobierno al que pertenecen.

Ante semejante escenario a Pedro Sánchez se le plantearían dos alternativas: destituir a los ministros de Podemos o requerir el apoyo del Partido Popular para salvar la votación. Ambas alternativas comportan riesgos para Sánchez. Porque en el caso de solicitar el voto favorable del PP Núñez Feijóo podría exigir algo a cambio. Do ut des. Por ejemplo: que el presidente del Gobierno prescinda de sus socios de Podemos. Si el PP niega su apoyo, el Gobierno se encontraría en un callejón sin salida porque los Presupuestos son la llave de la gobernanza. Sin ellos Sánchez tendría que ir a la prórroga o convocar elecciones. Susto o muerte.

Se avecinan días de mucha tensión. Los compromisos adquiridos con la OTAN pueden acelerar el final de la legislatura. Para conjurar esa deriva Sánchez anuncia la concesión esta misma semana de un crédito extraordinario de 1.000 millones para Defensa. Es un intento de detraer el compromiso con la OTAN del Presupuesto del año 2023. Está por ver que traguen en Podemos. De no ser así, para salir de la encrucijada Sánchez apelará al sentido de Estado del PP, pero lo tiene difícil porque está atrapado en las incongruencias propias de un “Gobierno Frankenstein”.

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