Opinión

El silencio de Rajoy

Por contraste con lo ocurrido durante la crisis del Ébola episodio que en 2014 desató una avalancha de improperios contra su persona -llegaron a llamarle "asesino" en alguna de las manifestaciones organizadas por los partidos de la izquierda-, estos días llama la atención el silencio de Mariano Rajoy. Silencio que cabe interpretar como una manifestación de una personalidad más dada a la mesura que a la estridencia.

Han hablado otros ex presidentes del Gobierno. Cada uno en su estilo. Felipe González para señalar la ausencia de pericia del equipo gubernamental al tiempo que alerta sobre la falta de vigor en la respuesta solidaria que cabía esperar de la UE. José María Aznar para mostrar su recelo respecto de la reedición de los Pactos de La Moncloa por entender que se trata de un señuelo de Pedro Sánchez para blanquear los fallos del Gobierno en la gestión de la pandemia. Mariano Rajoy nada ha dicho hasta el momento. Podría haber devuelto a Pedro Sánchez sus duras palabras de cuando la crisis del Ébola. Le acuso de negligencia por haber tardado más de una semana en reaccionar ante el caso de una persona infectada por el virus. Aquél episodio se saldó con el sacrificio de "Excalibur", el perro de Teresa Romero, una enfermera contagiada por el virus que felizmente acabó recuperándose.

No hubo más contagiados en España. Pese a ello tardó en amainar la tormenta mediática y las manifestaciones en contra del Ejecutivo de entonces. También Pablo Iglesias que a la sazón era eurodiputado participó activamente en aquella campaña pidiendo crear una comisión en el Parlamento Europeo para depurar las responsabilidades políticas y "penales" del Gobierno del Partido Popular por su presunta negligencia al abordar el episodio del ébola. Cuando esto escribo ya son más de 18.000 los españoles fallecidos por el coronavirus y hay más de 180.000 infectados.

Ante tamaña tragedia frente a la que a juzgar por las últimas encuestas es opinión mayoritaria entre los españoles que el Gobierno que preside Pedro Sánchez ha dado reiteradas muestras de descoordinación cuando no directamente de incompetencia, resulta llamativo el silencio de quien en su día fue agraviado por quienes ahora reclaman la unidad y la ponderación que ellos nunca acreditaron. Se diría que ante esta situación, el silencio de Mariano Rajoy habla por sí mismo y resulta mucho más elocuente que cualquier palabra. No se espera que Pedro Sánchez le llame para disculparse.

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