Opinión

Cataluña pierde peso

El independentismo le está infligiendo un daño notable a la sociedad catalana. Cataluña pierde consideración y afectos en el resto de España y, en razón de las arbitrariedades de sus líderes, pierde también, peso e imagen en el exterior.

El próximo lunes se celebrará en Barcelona el foro de la Unión por el Mediterráneo. Una reunión importante. Participarán representantes de 42 países; 28 de ellos pertenecen a la Unión Europea. La mayor parte de los países estarán representados por sus ministros de Asuntos Exteriores. Josep Borrell, titular de esa cartera en el Gobierno de España, será el anfitrión. En la presidencia del foro estará acompañado por su colega jordano Ayaman Sadafi y por Federica Mogherini, alta representante para AA.EE. de la UE. Una reunión a la que no ha sido invitado el presidente de la "Generalitat" Quim Torra. La política separatista del máximo representante del Estado en Cataluña le pasa factura.

Otra factura en contra y de las de aúpa ha sido la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo rechazando la demanda de una ciudadana catalana por la multa que le impuso el Tribunal Constitucional tras participar en la consulta ilegal celebrada hace un año en Cataluña. Los jueces europeos consideran que esta abogada era consciente de que podía ser multada, por participar en aquel simulacro de referéndum.

Este tipo de episodios deberían invitar a líderes del movimiento separatista a reflexionar sobre las consecuencias de sus actos. Está dicho, pero conviene recordar, que más de 4.400 empresas han trasladado su sede fuera de Cataluña. Catorce entre las veinte más importantes. Entre ellas Caixabank, Gas Natural, Banco Sabadell, Agbar(Aguas de Barcelona), Abertis y la aseguradora Catalana Occidente. También algunas filiales de multinacionales como Panasonic o Mitsubishi.

El ambiente político no genera la estabilidad social que reclama la actividad económica. Las imágenes de los disturbios del pasado lunes con las calles de Barcelona y Gerona en manos de los piquetes de los CDR que llegaron incluso a intentar asaltar la sede del Parlament han dado la vuelta al mundo. La peor propaganda. La más lesiva para la imagen de una capital como Barcelona que según el cervantino decir pasaba por ser archivo de cortesía. A los dirigentes independentistas el "procés" se les está yendo de las manos.

Constatada esa realidad al Gobierno de España le correspondería actuar. Pero no mirando hacia otra parte. Respondiendo a las provocaciones con tuits beatíficos como el último firmado por el presidente Pedro Sánchez. Se pueden entender sus cautelas puesto que su continuidad en La Moncloa depende del apoyo parlamentario de los partidos independentistas, pero resulta decepcionante contestar al desafío separatista con un tuit en el que dice algo tan obvio como que: "El 'Parlament' es dónde hablan y se escuchan los catalanes y que hay superar el conflicto construyendo (sic) convivencia dentro del respeto a la Constitución y al autogobierno". Lo dicho: decepcionante. Lo peor es que la cosa va para largo.

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