Opinión

Difícil elección ante las nuevas elecciones

Tras los resultados de las últimas elecciones generales y la posterior situación de desacuerdo entre las formaciones políticas para formar un gobierno, ...

Tras los resultados de las últimas elecciones generales y la posterior situación de desacuerdo entre las formaciones políticas para formar un gobierno, nos encontramos con un panorama donde, aparte de un sustancioso gasto económico que al parecer si nos podemos permitir, la situación se denota bastante complicada, no solo por un hipotético resultado similar al del 20 de diciembre que nos llevaría otra vez al punto de salida, sino al simple y básico hecho de a quien votar.

Sería muy lícito, y por supuesto respetable, el pensar que cada cual puede votar a quien le plazca sin pensar en las consecuencias, o simplemente, votar a los colores que llevamos en nuestros corazones aunque estos hayan pasado de un color puro a uno putrefacto. Sin embargo, casi con toda probabilidad, esto nos llevaría de un momento, tal y como denominan algunos, histórico, a uno donde la pescadilla se seguiría mordiendo la cola.

Un método, siempre bajo mi punto de vista, que podríamos utilizar para saber que papeleta utilizamos en las próximas elecciones generales, método el cual utilizamos en muchos aspectos de nuestras vidas cotidianas, sería el basado en una balanza de pros y contras, donde la suma de factores positivos nos llevaría al menos a un voto coherente fuera de sentimentalismos e intereses creados. Sin embargo, esto que puede parecer muy sencillo, basándonos en las propuestas a desarrollar por los distintos partidos políticos y que reflejan en sus programas electorales, no lo es tanto, ya que nos encontramos con unas variables, algunas de ellas por desgracia endemoniadas y que la historia nos ha grabado a sangre y fuego, como son: la mentira, el engaño electoral y la corrupción. Todo ello, sin olvidar una ley electoral, que al igual que pasa con la economía, está basada en sostener al poderoso y pisotear al pequeño, llevando la palabra igualdad al más profundo de los abismos.

Pero si analizamos los pros y los contras de los cinco principales partidos nacionales, nos podríamos encontrar con un análisis final, irónico y resumido algo similar a lo siguiente:

Partido Popular: una formación que aboga por la unidad de España, donde presuntamente es más fácil encontrarlo y llevárselo cuando está todo junto que si anda esparcido.

PSOE: una formación que hay que reconocer que ha hecho mucho por nuestro país, pero que, sin embargo, en los últimos tiempos les entró un poco de envidia de la unidad de España del partido popular (véase ERES en Andalucia) y que, aun divulgando de que nuestro Estado es laico, se han arrodillado y rezado el mismo credo que todos esos poderes económicos que nos han llevado a la situación que actualmente vivimos (véase art. 135 y reforma laboral).

Podemos: una formación joven con grandes y buenas ideas, pero que, al contrario de su nombre, olvidan que la unión hace la fuerza y que nunca se podrán conseguir algunas de sus metas (las cuales por supuesto la mayoría compramos) si no hay una lucha global contra el poder económico mundial, lo cual me lleva a pensar en el futuro de las pensiones, de la sanidad, de la educación, del sistema de dependencia etc. (véase Grecia), y sobre todo me lleva a una simple pregunta... ¿merece la pena el riesgo?, o como diría el sabio refranero español, “madrecita que me quede como esté”. Sinceramente, una formación que si no basara alguna de sus propuestas en la película “aterriza como puedas” sería una gran opción, sin olvidar, al menos para mi, que la unidad de España es muy importante y el respeto a nuestra historia y la sangre derramada por inocentes también.

Ciudadanos: una formación de raíces catalanas defensora de la unidad de España y que ha estado durante mucho tiempo en un punto donde a muchos nos ha tenido desorientados sin demostrar que camino tomaba y donde se situaba, pero, sin embargo, en los últimos meses, a pesar de su discurso en contra de la corrupción, ha mostrado su verdadera cara con su insistente clama a los cielos para que el partido popular estuviera en las negociaciones. “Presuntamente se me ocurre pensar que le quieran robar el eslogan a Podemos y le estén diciendo al señor Rajoy... juntos podemos”. Aunque lo verdaderamente grave sería que el señor Rivera haya olvidado las palabras que el presidente de gobierno dirigió a Barcenas vía SMS (véase, Luis aguanta y se fuerte).

Izquierda Unida: una formación que a lo largo de los años ha demostrado, con su lucha en los organismos y en las propias calles, ser el principal defensor de los trabajadores y de nuestros derechos sociales, sin embargo, nunca llegarán a algo grande mientras que la palabra comunismo sea la que predomine en esta formación.

Con todo este tío vivo, galopante y frenético, nos podemos encontrar con la situación de que las hurnas se conviertan en una bacteria dañina a la cual muchos ciudadanos no se quieran ni acercar, cuestión bastante peligrosa para la situación que actualmente vivimos, más si cabe, cuando algunas formaciones, aun pudiendo tener rabo y echar fuego por la boca, tendrán un voto fiel y seguro.

Esperemos, por supuesto sin que sirva de precedente, que los ciudadanos por una vez votemos con la coherencia y reflexionemos sobre nuestro futuro y el de nuestros hijos. Y, como se suele decir, se predica con el ejemplo, por ello dejo aquí mi reflexión:

“Seguramente, muchos de los que pueden llegar a leer este artículo se partirán de risa al ver que he escrito la palabra “urna” con “h”, pero si al partido popular le siguen votando millones de españoles aun a sabiendas de la corrupción que existe en sus entrañas, ¿no se me va a perdonar a mi una falta de ortografía?... MADE IN SPAIN”

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