Opinión

Quien espera, desespera

A nadie se le escapa que el Gobierno de Castilla-La Mancha se ha llevado casi un año incumpliendo la Ley de Garantías de Atención Sanitaria que obliga a las administraciones a hacer públicas las listas de espera hospitalarias con carácter mensual, sean éstas de centros propios o de hospitales concertados

A nadie se le escapa que el Gobierno de Castilla-La Mancha se ha llevado casi un año incumpliendo la Ley de Garantías de Atención Sanitaria que obliga a las administraciones a hacer públicas las listas de espera hospitalarias con carácter mensual, sean éstas de centros propios o de hospitales concertados.

La excusa ha sido que el SESCAM se encontraba realizando un trabajo pormenorizado sobre este asunto mientras se construía una nueva web corporativa -que ha durado más que las obras de El Escorial- y que, a resultas, no es sino un apéndice sin demasiada enjundia de la página del Ejecutivo regional (http://sescam.castillalamancha.es/).

A nuestros gobernantes les da por seguir al cinto aquello de “leyes queremos, leyes tenemos” cuando el cumplimiento al pie de la letra de algunas les conviene, mientras, por el arco del triunfo, desfilan todas aquellas otras que, en infinidad de ocasiones, les conciernen.

Y éste, ha sido, sin duda alguna, uno de esos casos en los que, a base del “make-up excellence” institucional como principal leitmotiv, se ha ido postergando a lo largo de los meses la obediencia a una norma que, de haberse acatado -apuntan desde Oposición y Sindicatos-, habría sacado los colores a más de uno que básicamente se dedica a dar conferencias de Barcelona a Pamplona, a dar ruedas de prensa de partido a nivel nacional y a mandar notas como protagonista de premios con los que a otros se galardona.

No sabemos con tanta agenda, cuándo despachan este tipo de políticos de portada, a los que, en vista de semejante número de bolos, quizás también haya que poner en marcha una lista de espera exclusiva para atender a lo que su cargo y título nobiliario le obliga.

Lo cierto y verdad es que durante un año completo, los ciudadanos de esta región que hayan querido consultar el estado de la lista de espera de una especialidad determinada, se han tenido que conformar con esperar escuchando -preocupados- y comprobando, -aquejados-, las críticas vertidas desde la oposición, los sindicatos y el propio CESM que indicaban que los inscritos en las tablillas de espera seguramente se habrían disparado.

Coincidentemente y en la presentación de la “rutilante” web, nuestros directivos político-sanitarios han decidido romper el silencio al respecto enarbolando de nuevo una dudosa estadística que, según ellos, apunta una vez más a la mejoría en este supuesto paraíso llamado Castilla-La Mancha a la que sólo los eurodiputados de su propio partido ponen como ejemplo.

Nunca sabremos a ciencia cierta, si como denuncia el PSOE, ha habido trucaje en cuanto a las listas de espera, pero si nos atenemos a los datos que el propio Gobierno regional, a través del gerente del SESCAM, Luis Carretero, ha proporcionado, aquí ocurre como con el paro: no dejan de ser más que hace dos años, cuando los “populares” heredaron cetro y mando.

Y si en mayo de 2011 la lista de espera de consultas externas era de 78.000 personas, y ahora es de 94.000 como dice Carretero, pues es fácil deducir que tenemos 16.000 personas más en las listas del modelo sanitario de calidad y “transparente” que impulsa el ínclito José Ignacio Echániz. Para más inri, como si esto fuera poco, la web aún no está completa, secciona parámetros evidentes y oculta los datos de meses anteriores a noviembre de los corrientes. Vamos, una joya de trabajo de esos que le gustan tanto al consejero, siempre tan eficiente.

Mientras tanto, como quien espera, desespera y normalmente no dispone de la VISA Excelente de quienes pueden costearse desplazamiento, alojamiento y ser operados con urgencia de lo que realmente es urgente, nunca sabremos cuántas personas se habrán quedado en el camino, cuántas otras habrán tenido que rascarse el bolsillo o salirse voluntariamente de las susodichas listas para atenderse a sí mismos.

Y todo ello muy a pesar de que los mismos pagamos religiosamente y con carácter mensual y detallado en nómina -y en web si uno lo requiere-, no sólo los servicios sanitarios de que no disfruta sino la nómina de quienes cobran por decir que la Sanidad de esta región es algo fuera, pero muy fuera, de lo corriente.

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