Opinión

Pasa Palabra

Traspasada la frontera entre lo que es institución y partido y, desde nada menos que el atril del Gobierno, Portavoz y Secretario de Acción Política a la sazón, actúa cada jueves -o viernes, según toque- como una especie de Doctor Jekyll y Mr. Hyde que se transfigura a mayor velocidad que los hombres-lobo de “Crepúsculo”, pasando de portavoz a dirigente ‘popular’ sin siquiera moverse del sitio

Las comparecencias del Portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Leandro Esteban, comienzan a rozar el delirio.

Traspasada la frontera entre lo que es institución y partido y, desde nada menos que el atril del Gobierno, Portavoz y Secretario de Acción Política a la sazón, actúa cada jueves -o viernes, según toque- como una especie de Doctor Jekyll y Mr. Hyde que se transfigura a mayor velocidad que los hombres-lobo de “Crepúsculo”, pasando de portavoz a dirigente ‘popular’ sin siquiera moverse del sitio.

Una vez enumeradas las partidas, ayudas, subvenciones que el Ejecutivo autonómico destina a todo aquello a lo que decide desde el salón de los Consejos de Gobierno, Esteban no tiene en cuenta que, cuando pide dimisiones, responde al Partido Socialista o hace de juez y parte en lo que se juzga en las audiencias, rebasa  de esta forma con mucho la frontera entre los asuntos que como consejero son de su competencia e invade el campo que atañe a su partido, con desenvuelta ligereza.

Como muestra les explicaremos que, cuando Esteban convoca rueda de prensa de Consejo de Gobierno, no se produce comparecencia alguna de diputados regionales del PP para dar respuesta, como debería ser y ocurre normalmente, a lo que la oposición quiera exponer, proponer o denunciar ese mismo día.

Eso sí, nunca falta cuando el PSOE echa el telón, la carrera apresurada de algún medio de comunicación que llama a la puerta de Francisco Cañizares para contar lo que hayan dicho los “socialistas” y, en “petit comité” hacer como que hacen un “profesionalísimo” contraste.

En este último jueves dicha acción no hizo falta ya que no acudieron a la convocatoria del PSOE. Fue mejor el maridaje de sapiencia y amnesia de don Leandro que, con toga de magistrado, acusó al secretario general del PSOE de Talavera, José Gutiérrez, de haber mentido a la prensa a la puerta de los juzgados.

Sin embargo, a renglón seguido, no se le quebró la voz asegurando desconocer el juicio al que, a la misma hora y en Alcázar de San Juan, se enfrentaban el ex alcalde ‘popular’ de Pedro Muñoz y otros dos concejales de su equipo, por haber aprobado, cuando estaban al frente de este consistorio, variadas subidas salariales, razones por las que los tres andan imputados.

Desde la retaguardia, titubeaban los adláteres del Ejecutivo si pasar o no el micrófono a los periodistas, ante las no pocas noticias y cuestiones que, abierto el melón unísono de Gobierno y partido, despierta el interés de la opinión pública y los medios allí reunidos.

Como colofón a las formas y echando el ojo atrás, todo un señor apuntador-coordinador de comunicación institucional, haciendo al consejero gestos de “molinillo” y exhortando a Esteban que no pusiera voz -o como mucho que “Pasa palabra” dijera- a lo que algunos “plumillas” nos atrevíamos a someter a su juicio.

No sabemos si lo que llegue a continuación sea una limitación al uso de la palabra de los propios periodistas en una traslación regional de aquello en lo que se convertirán, para vergüenza de la comunidad profesional, las ruedas de prensa del Consejo de Ministros.

O lo que es lo mismo, que sean el propio político o sus asesores, quienes seleccionen de entre el cúmulo menguante de informadores, quién debe dirigirse a ellos para que les inquieran como mucho –“¿Qué tal lleva usted el día?” o –“¿Le gusta el resultado de mi encuesta?”.

Buena parte de la culpa de esta situación la tenemos los mismos que a esas comparecencias acudimos cuando, con silencio sepulcral y cómplice, permitimos que se nos responda con vaguerías, la inopia de la demagogia política e incluso dolosa descortesía a preguntas claras, directas y bien formuladas.

Hasta la fecha, nadie ha optado por abandonar la sala, suscribir un manifiesto o hacer directamente huelga ante semejantes llamadas ante las cámaras, que bien pudieran ser sustituidas por envíos on-line de lo que nos quieran contar o cambiar simplemente el título de rueda a conferencia de prensa.

Lo dicho; con semejante permisividad, no nos extraña que, tras la política, ésta, la nuestra, la periodística, se haya convertido en la segunda profesión más denostada porque, o bien hace cola a las puertas del INEM, o bien, comulga, ignora y calla lo que el amo manda. 

Comentarios