Opinión

Reunión de líderes en El Pardo

Rajoy, ese político que “avanza sin moverse” en feliz ocurrencia o plagio del inventor de los jarrones chinos marca “ex”, no da puntada sin hilo y aprovecha cualquier ocasión para promocionar las enseñas de su ideología primera. Y ya que el Pisuerga…, cómo no recordar a Felipe González embarcado en el Azor, 1985. El caso es que don Mariano ha citado en El Pardo, tan de Franco como el yate, a los más altos dignatarios de Francia, Italia, Portugal, Grecia, Malta y Chipre, todos ellos líderes de partidos más bien progresistas, excepto el chipriota y él mismo.

Dado que nuestro presidente, siempre que puede, araña sutil, o deja que los suyos arañen, las heridas más antiguas de los perdedores, no se le ha ocurrido invitar a comer a los seis líderes europeos ni en La Moncloa, ni en el Palacio de Oriente, ni tampoco una paella en Valencia, aunque los del PP hayan perdido esas playas de tanto robar, sub judice. No, ha tenido que obligarlos a sentarse allí donde el dictador y su banda de exterminadores firmaban las muertes de inocentes como Grimau con una mano e indultaban a delincuentes como Jesús Gil con la otra.

Puestos a ofender, el Valle de los Caídos, tan de moda, hubiera sido una apuesta más coherente, especialmente para seguir dejando bien claro que de los símbolos más sagrados no se ríe nadie, que para meter miedo como antes es para lo que se modificó el Código Penal.

Aunque con decenios de retraso, nunca es tarde para que a los lugares más simbólicos del franquismo, aquellos que no haya que destruir, se les asigne un papel informador y educador contra los sistemas políticos basados en el terror, tal como ocurre en los países europeos en los que sus guerras no las ganaron los malos. 

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