Opinión

¿Misión cumplida, señor Rajoy?

He escuchado el discurso completo del 155 versión Rajoy contra el autogobierno de Catalunya.

Pude oír las excusas presentadas, ni una sombra de autocrítica con tal de mantener prietas las filas, como si fueran militares, ante la amenaza pacífica perpetrada por los independentistas.

También tomé nota de las medidas adoptadas, que dentro de muchos años declarará inconstitucionales el TC, si existe, cuando ya todo esté perdido, como pasó con el dinero de la amnistía fiscal y con tantas consecuencias derivadas de los muy sospechosos ritmos de trabajo practicados por sus señorías.

Escuché de su voz presidencial mentiras de las clásicas en los políticos con mando en plaza, esas que consisten en afirmar que es blanco lo que es negro aunque sea imposible creerlo.

Pero lo que me sacó del estado de shock para instalarme en el desprecio hacia ese semejante llamado Mariano Rajoy fueron, como tantas veces, sus últimas palabras, las que sobraban porque no eran necesarias, aquellas que transparentan el deseo de venganza contra un adversario al que se desea humillar más que derrotar. Las que muestran la vileza que se oculta en el alma negra de quienes como él, ni aunque fuera para mentir, jamás condenaron a los peores criminales de la historia de España, sus predecesores.

Fue cuando Rajoy decidió “romper” el micro y, sin la menor vergüenza mientras le apretaba vengador los huevos al hoy pelele Sánchez, aquel que otrora le llamó “persona no decente”, y pidió, más cínica que nunca su palabra vacía, "que no se vayan más empresas de Catalunya", y entonces muchos entendimos perfectamente lo que estaba pensando: "misión cumplida". Por poco no se escuchó también esa frase en las pantallas.

Antes de terminar he esperado a Puigdemont, que tampoco a las nueve de la noche de hoy, sábado, ha declarado ninguna república catalana, lo que significa que nadie puede acusarlo de haber echado más leña al incendio que a partir de la una de la tarde ha vuelto a provocar Rajoy, más grave que todos los de su Galicia juntos. Envío esto a publicar cuando es noche cerrada de este mismo sábado, que pasará a la historia por ser el del enésimo intento del peor centralismo español por cercenar la identidad catalana. Pero no se lo digo a usted, que está leyendo, por esto, sino porque hablando de esas empresas y esa economía que tanto preocupan a don Mariano, lo que ocurra el lunes 23 con el Ibex 35 será su responsabilidad exclusiva, como lo fue cuando las cotizaciones se hundieron un 2,85%, más que nunca desde el Brexit, el día 4 de octubre. El día tres por la noche también había hablado Rajoy, aunque lo hizo por boca de Felipe VI.

No perdamos de vista la Bolsa española y su evolución comparada con el resto de parquets europeos.

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