Opinión

España mientras se desata

Como lo que sigue no va de zapatos, atar o desatar en este país solo significa una cosa. Ya son más de cuarenta los años y nunca se ha hablado tanto, y con tanta pasión como ahora, del 18 de julio, de la dictadura, de la simbología y de ganadores o perdedores. Un impulso irrefrenable trae a colación nuestro peor pasado sin necesidad de contexto. Incluso los que quieren que se olvide pierden los nervios a pesar de que, como no “vende”, ningún partido lleva en su programa la tragedia.

Mientras escribo, sábado por la noche, un periodista afirma en TV que el PP protege a las víctimas que le interesan para conseguir votos, las de ETA, mientras desprecia y humilla a las demás. Cita las del Yak 42 (el tema del debate), las del Metro de Valencia y las del franquismo. De esa forma, interpreto yo, refuerza a los suyos mediante el clásico mecanismo de nombrar al contrario. Es decir, crea dos bandos, divide España. Ningún tertuliano, tres son pro gobierno, se atreve a cuestionar tan grave acusación, que queda acreditada pero pendiente de que pase el tiempo en España, ese país que solo descubre sus desgracias cuando el mal ya es irreversible y tampoco puede condenar a los culpables.

Hay tres factores que, en mi opinión, forzaron el largo paréntesis de desmemoria que ahora se cierra: el shock del 23F, la componenda bipartidista que aquel susto alumbró y el entusiasmo por Europa. Hoy los tres han muerto casi: la Monarquía, tras dilapidar el capital conseguido con Tejero no consigue que cuaje Felipe VI. El relevo PP-PSOE ha quebrado y la corrupción asociada a ese modelo ha roto sus contratos ocultos por la crisis de impagados en negro y en blanco. Y Europa está en tela de juicio y con peligro de neo fascismos. Primera consecuencia: la República Catalana que ni cesa ni cesará.

Tras intentar imponer la unidad con violencia primero y mantenerla después bajo el reinado de la mentira, España es ahora el país más y peor dividido de entre los que por su tamaño preocupan en Europa occidental. Es el resultado inevitable de haber sido el que más daño se ha hecho a sí mismo en el último siglo.

Ahora me viene una charla también hoy, este mismo sábado del periodista en TV pero por la mañana. Recuerdo que hablaba con alguien a quien conozco y aprecio porque sería incapaz de matar una mosca, aunque no piensa como yo. De repente, me dice que “Zapatero debería haber dejado lo de la Ley de Memoria Histórica para dentro de 20 o 30 años, cuando ya hubieran muerto los hijos de aquellos abuelos”. Entonces caigo en la insalvable distancia que nos separa. Y también descubro que esto que ahora termino de escribir sí que iba de zapatos. Se trata de los únicos en el mundo que no se han desatado en ochenta años. Son muchos pares de miles y aún calzan a los habitantes de las fosas. Republicanos españoles. Inmóviles. Esperando.

Comentarios