Opinión

Paz y libertad contra el odio

En estos momentos, nos encontramos ante situaciones que están poniendo en serio peligro la convivencia pacífica en nuestro país. Algo que debe hacerse extensivo en el resto del mundo. 

Y es que llevamos mucho tiempo viendo cómo el discurso de la ultraderecha está calando sobre todo, en los estratos más débiles de la sociedad que son, sin duda, presas fáciles para que cale su mensaje. 

Estoy convencido que quien hace memoria, a su vez viaja por la senda de la Historia y ésta nos muestra que en el siglo XX pudimos ver cómo el nazismo alemán ascendió al poder de manera democrática construyendo un discurso donde el sentimiento patrio se agitaba de manera vehemente en fastuosos escenarios en lugares donde acudían miles de personas donde Hitler lanzaba soflamas que consiguieron entrar de lleno en la sociedad alemana y utilizando los votos, su ascenso fue tan meteórico que cuando los alemanes quisieron darse cuenta, ya fue tarde para remediarlo. 

Siempre he tenido el firme convencimiento de que en la sociedad, cualquier tipo de extremo (sea por la Derecha o por la Izquierda), puede traer graves consecuencias a las personas en forma de recortes de derechos y libertades y por eso, tengo meriadanamente claro que el mundo a parte de certidumbre, necesita de paz y sosiego. 

Sin duda alguna, esto también hace que pueda ponerse en peligro cualquier escenario de paz y para ello, hemos de hacer hincapié en la Educación como la herramienta imprescindible para hacer posible que el mundo pueda ser un espacio de convivencia donde primen los derechos humanos y el respeto los cuales posibiliten que el diálogo se presente como la forma más eficaz para resolver todo tipo de conflictos. 

Por eso, debemos alzar la voz y unirnos todos los ciudadanos de bien, pues somos mayoría en el mundo. Y es que no podemos consentir que cuando haya una grave crisis económica, aproveche un grupo de personas para introducir ideas que van contra la convivencia y la libertad de los seres humanos a través de las urnas. Y es que en Democracia no puede valer todo. No. Me niego a admitirlo. Desde el respeto, la paz y la libertad, todo. Desde la violencia, el odio, la confrontación, la ruptura y la división, nada. 

Hace años, tuve la suerte de asistir a una conferencia del CLUB UNESCO de Motril (Granada) cuyo ponente fue Federico Mayor Zaragoza, director de este organismo desde mil novecientos ochenta y siete hasta mil novecientos noventa y nueve y creador de la Fundación Cultura de Paz de la cual es el presidente en la actualidad. En ella, el también ex-Ministro de Educación y Ciencia en tiempos del Presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo, defendía que sin duda alguna, la Educación y la Cultura eran las herramientas esenciales e imprescindibles para la convivencia pacífica en el mundo. Sostenía además que la misión de la UNESCO sigue siendo importante dado que aún hoy, muchos niños y niñas presentan graves deficiencias educativas cuya brecha se hacían más patentes en países del Tercer Mundo con especial atención a muchos países de África y de Iberoamérica. 

Por eso, no es casual que hoy asistamos a discursos y soflamas donde se defienden la externalización de los servicios públicos, palabra que esconde la auténtica realidad que no es otra que la defensa abierta de las privatizaciones de la Educación y de la Sanidad que favorecen sin duda que haya diferencias palpables entre los hijos de familias ricas y los de familias pobres. Y es que no hay mayor ni mejor ascensor social que la Educación pues gracias a la formación en los centros educativos públicos, se hace posible que la diferencia entre ricos y pobres se estreche de manera que cualquier persona en el mundo pueda acceder al mercado laboral en igualdad de oportunidades que es una de las misiones del actual Ejecutivo Español de Coalición que encabeza Pedro Sánchez. Y es que la Educación cura la ignorancia y recorta diferencias entre ricos y pobres. 

Por el contrario, la ultraderecha de nuestro país que ha estado camuflada en el Partido Popular durante años, quiere aprovechar la falta de formación y cultura de diversos estratos sociales para calar hondo en ellos con un discurso populista que entra fácilmente en aquellas personas que tienen difícil acceso a la información, poseen un bajo nivel cultural y por consiguiente, presentan mayor facilidad para ser utilizados por estos partidos políticos. 

Esto lo que ha provocado en nuestro país es que ahora se hace más patente el odio, la violencia, el racismo, la amenaza, el insulto, la falta de respeto y por tanto, el gravísimo peligro que corre la normal convivencia en nuestro país animado por partidos políticos como el Partido Popular y Ciudadanos que abrazándose a sus tesis con tal de alcanzar el poder, el discurso xenófobo, machista y radical se ha instalado en nuestra sociedad y en las instituciones democráticas poniéndolas en peligro. Por eso, lo ocurrido en el barrio de Vallecas no es casual. La premeditada y estudiada provocación de la Ultraderecha realizando un acto político en esa zona obrera de Madrid, fue la mecha perfecta para que el incendio antidemocrático prendiera sin ningún tipo de impedimento. Y quien  no quiera verlo, tiene un gravísimo problema. Problema que a su vez, por su falta de acción ciudadana nos provoca a los demás.

Mahatma Gandhi decía que “no hay caminos para la paz. La paz es el camino”. Rigoberta Menchú sostenía que “la única lucha es la que se abandona” y reforzando mi idea sobre la importancia de la Educación para la Paz, traigo aquí la frase de Nelson Mandela el cual defendía que “la Educación es el gran motor del desarrollo personal”. Por eso, aquí queda totalmente justificada mi defensa de la Educación para la Paz y también para la libertad y es que por mucho que quieran los discursos radicales “no hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas a la libertad de mi mente” como dijo la escritora Virginia Wolf. Y es que quiero dejar muy claro que el feminismo es un movimiento que reivindica sin ambages, la libertad de las mujeres para hacer lo que consideren oportuno en cada instante de su vida. Algo a lo que también se opone la ultraderecha. 

Por ello, luchemos siempre por la paz, por la libertad y la democracia pero esto no será posible si existen recortes en derechos como la Educación o la Salud, algo que entienden algunos como privilegios. No lo permitamos jamás. 

Hagámoslo posible en las calles sí pero también en las urnas ejerciendo nuestro legítimo derecho que nos otorga nuestra Carta Magna para elegir los representantes políticos que queramos. Pero antes de votar, por favor lean, infórmense contrastando noticias para curarse de odio y mentiras.

No dejemos que nos mientan y que nos manipulen mediante sus discursos racistas y de odio. 

Hagámoslo de pie ante quienes quieren que vivamos arrodillados a su voluntad.

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