Opinión

La memoria de ayer, la República de hoy

El día 14 de Abril es, para muchas y muchos, el día en que nuestros corazones se sienten realmente en casa. Es el día en el...

El día 14 de Abril es, para muchas y muchos, el día en que nuestros corazones se sienten realmente en casa. Es el día en el que se ratificó, desde los ayuntamientos, que el pueblo quería la República. Fue un martes, como hoy, tras unas elecciones municipales, como este año, en las que los pueblos dijeron basta. Basta de opresión, basta de robos, es la hora de la dignidad.

La II República no fue sólo una nueva forma de administración del estado, fue mucho más. La apertura de la política a las más humildes de la sociedad, la extensión de la más pura democracia a todos los niveles, y la modernización de un estado que, en plena década de los 30, aún vivía anclado en el Siglo XIX.

La República trajo a España el sufragio universal, por primera vez las mujeres podían votar y eran miembros de pleno derecho de la sociedad, como nos recuerda cada día la franja morada de nuestra bandera. Y por primera vez, el poder recayó en los nadie, en la plebe, en la gente. Y eso fue lo que los militares, la iglesia y la nobleza que habían perdido sus derechos no fueron capaces de asumir.

Pero de nada sirve lamentarse, porque esa república sigue viva. Sigue viva en los puños que se levantan en las calles, en las asambleas, en las huelgas generales, en la rebeldía del ser humano ante quien le oprime, en la dignidad de quien le dice a su jefe "Eso no lo voy a hacer". Y en esos puños siguen latiendo los corazones de los que ya no están, de los que fusilaron con el "No Pasarán" aún caliente en sus labios, de los que murieron en el exilio, tomando París con "La Nueve" por la democracia y la libertad, de los que con el Ejército Rojo arrebataron Europa de las garras del fascismo.

Quien lucha sólo por una bandera, es un tarado mental. Pero quien lucha por los ideales que representa, es imprescindible. Por eso debemos decir que la única patria digna que tiene este país aún sigue enterrada en cunetas, y por eso debemos tener claro que si mañana el rey abdica y tenemos una República, no podemos salir contentos a la calle a ondear las banderas pensando que está todo hecho. Porque no es la República en sí, sino todo lo que representa, lo que debe hacernos luchar cada día para construir una sociedad donde la Libertad, la Igualdad, la Solidaridad, la Dignidad y la Justicia derroten a la competitividad, el individualismo, la corrupción y el mercadeo de una vez por todas.

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