Opinión

El necesario Plan Estratégico de Industrialización en CLM

Una de las grandes armas para intentar minimizar los efectos de la crisis, es la capacidad industrial que tienen las ciudades, regiones, países y continentes.  Desde esta perspectiva, Castilla-La Mancha está siendo un territorio especialmente sacudido por los efectos de la recesión, debido entre otros factores, a que nunca ha tenido un verdadero desarrollo industrial como objetivo prioritario.

Una de las grandes armas para intentar minimizar los efectos de la crisis, es la capacidad industrial que tienen las ciudades, regiones, países y continentes.  Desde esta perspectiva, Castilla-La Mancha está siendo un territorio especialmente sacudido por los efectos de la recesión, debido entre otros factores, a que nunca ha tenido un verdadero desarrollo industrial como objetivo prioritario.

Los Corredores del Henares en Guadalajara, La Sagra en la provincia de Toledo, los polígonos de las cinco capitales e incluso el área petroquímica de Puertollano, son los únicos puntos industriales que existen en la fisionomía de nuestra región, y a pesar de ello, son zonas con algunas factorías y concentración de empresas, pero no han cosechado las expectativas con las que nacieron, y surgieron con la vocación de convertirse en grandes espacios de suelo industrial, para finalmente quedarse a mitad de camino, al no experimentar una verdadera renovación de sus instalaciones, bienes de equipo e infraestructuras, y no contar con una política clara que apostase por la industrialización de Castilla-La Mancha.

De todos los sectores que conforman la economía castellano-manchega, la industria es sin lugar a dudas, la gran asignatura pendiente de nuestra Comunidad Autónoma en sus más de 30 años de historia.

Cerca de doscientas mil personas, -de los dos millones de habitantes que hay en Castilla-La Mancha-, trabajan directamente del sector industrial, un segmento de nuestro tejido productivo, que representa más del 20 por ciento del PIB, y que en los últimos 15 años no ha conseguido despegar, situándose el empleo industrial en los mismos parámetros que en el año 1995, es decir,  que no ha conseguido romper la barrera de 19 por ciento de empleo industrial.

En los últimos años de crisis económica, 25.000 personas han perdido su puesto de trabajo en algunas de las zonas industriales de la región, y el Índice de Producción Industrial ha caído un 10 por ciento. Las barreras y escudos que suponen personalizar las zonas industriales, han caído de una forma mucho más frágil en Castilla-La Mancha, a consecuencia de tener estos núcleos industriales sin modernizar, dibujando un escenario de polígonos industriales, más próximo a los años de los planes de estabilización del franquismo, que acordes con las necesidades del siglo XXI.

Los diferentes Gobiernos socialistas consiguieron ofrecer 30 millones de metros cuadrados de suelo industrial, con las aspiraciones de que estas enormes explanadas ya no sólo albergasen la llegada de más de 15.000 empresas, sino que algunos de estos polígonos fuesen referentes internacionales por homogeneizar sectorialmente sus industrias, algo que sólo se quedó en un reto, al ceder parte de este trabajo a los ayuntamientos a través de convenios, o a algunas empresas públicas, lo que provocó la no renovación de la imagen de estos centros industriales por la excesiva burocratización y alargamiento de los tiempos.

La autonomía consiguió transformar la red de transporte, pero no fue parejo con un verdadero despegue industrial.

Hoy Castilla-La Mancha es una de las regiones de Europa más castigada por el paro (tasa próxima al 30 por ciento), y con menos expectativas de poder remontar la complicada situación económica en la que se encuentra, entre otros muchos factores, por la ausencia de un Política Estratégica de Industrialización.

Este Pacto entre administraciones, agentes sociales, federaciones empresariales debería previamente diagnosticar cuál es la situación en la que se encuentran estas zonas industriales, y que potencial tienen, si se consigue renovar su imagen, y sus factorías, para poder materializar un verdadero Plan Estratégico Industrial, tardío pero que podría servir para otorgar otro ritmo a Castilla-La Mancha, en momentos de crecimiento económico, y de protección, en ciclos de crisis. 

Comentarios