A partir de ahora, cualquier local podrá acogerse a la licencia exprés para abrir su negocio y tan sólo necesitará tres requisitos; una declaración responsable, un informe técnico y el abono de las tasas municipales: Además, tras la aprobación de la nueva Ley de Dinamización Comercial por las Cortes de Castilla-La Mancha, se amplía a doce el número de festivos en los que abrirán las superficies comerciales.
Estas son las principales novedades legislativas que introduce la norma; por un lado la conocida como licencia exprés que facilita una mayor rapidez a la hora de emprender un negocio; y por otro lado, ampliar el número de festivos en los que abrirán las grandes superficies, y satisfacer una reivindicación de los centros comerciales, cuyos días de mayor volumen de negocio se sitúan en las vísperas de fiesta; los sábados “top”, y ahora intentar también que los domingos se sitúan dentro de la estrategia comercial.
Una legislación que apostase por una mayor liberalización del comercio era inevitable, y es acorde con los pasos que han dado el resto de Comunidades Autónomas, el Gobierno de España; y la Unión Europea a través de la Directiva Bolkestein, para una libre circulación de servicios y para que las puertas de los comercios estén más tiempo abiertas, algo que ya venía ocurriendo en el resto de Europa desde hace años.
En nuestra memoria quedarán aquellos años en las que por motivos excepcionales como la Navidad, o el inicio del verano; los centros comerciales permanecían abiertos todo el fin de semana; para pasar a un calendario y unos horarios, que poco a poco se aproximarán a la completa liberalización comercial.
Una de las razones argumentadas por el Gobierno de María Dolores de Cospedal en su defensa de la nueva Ley del Comercio, es crear unas condiciones más óptimas para que estas grandes superficies, especialmente en las provincias de Toledo y Guadalajara, puedan competir con la Comunidad de Madrid, donde la liberalización es ya completa al cien por cien.
La consejera de Economía y Empleo, Carmen Casero también anunció dos importantes impulsos para el fomento del comercio; por un lado el compromiso de la Junta de Comunidades para costear los contratos en el pequeño comercio que abra estos 12 festivos; y poniendo encima de la mesa 2,5 millones para diferentes actuaciones para favorecer la competitividad empresarial y comercial.
La Ley se aprobó con los votos del PP, y la negativa del grupo socialista, que argumentó los perjuicios de la liberalización comercial al pequeño comercio; la falta de equilibrio de la liberalización y el comercio en Internet, y criticó otras medidas económicas que no favorecen el consumo como el paro, la subida impositiva, o la supresión de la paga extra.
En cualquier caso, la Ley era inevitable y puede servir de acicate para el comercio, y lo que sí parecía evitable era no alcanzar un consenso parlamentario, ya que esta nueva Ley de Dinamización y Flexibilización Comercial contó a priori con un aparente diálogo de unidad por parte de los dos partidos con representación parlamentaria, y no se entiende que cuando el acuerdo estaba tan próximo, el PSOE haya girado su posicionamiento por motivos claramente ideológicos o por estrategia política; y por acercarse a un comercio tradicionalista, con especiales dificultades
