El pasado día 25 de febrero la presidenta del Gobierno de Castilla-La Mancha y secretaria general del Partido Popular, Mª Dolores de Cospedal (con la falta de puestos de trabajo y ella pluriempleada), afirmaba en rueda de prensa que “el finiquito de Bárcenas era una simulación en diferido de salario”. Unos instantes antes, la número dos del PP, aseguraba que “el partido presentará esta semana las acciones judiciales derivadas del caso de los papeles del ex-tesorero y también lo harán los miembros de la cúpula actual o de las anteriores citados en la supuesta contabilidad B”. ¡Embusterías!
¡Qué poco quieren los asesores/as de Cospedal a su ama! ¡Qué desperdicio de dinero público dedicado a estas personas: a su asesor/a de imagen y al asesor/a de comunicación! En el diccionario de la Real Academiade la Lenguapodemos hallar la palabra embustería, cuyo significado es: artificio para engañar; engaño -falta de verdad- Esta palabra tiene diferentes sinónimos como: embuste, embrollo, mentira, trápala. Está muy relacionada con maulería: hábito o condición de quien tiene y emplea artificios para engañar. El desembarco, de mano de Cospedal, de la hueste de Castilla-La Mancha en la dirección del Partido Popular sólo ha servido para fabricar embusterías. Lo terrible y el horror de sus acciones es que todos estos artificios para engañar están acompañados con el ejercicio del sufrimiento y el llanto a las clases populares, a la clase trabajadora y a la clase media. ¡Cómo va a gobernar Castilla-La Mancha si no sabe poner orden y concierto en su propia casa, el PP! ¡Váyase Sra. de Cospedal!
Tanto ella como Mariano Rajoy son los máximos responsables de todo este desaguisado que nos ofrecen, día tras día, los medios de comunicación en fascículos coleccionables. ¿Qué tocará hoy? “Luis Bárcenas presentó ayer una demanda contra el PP por despido improcedente con lo que destruye el argumento de la indemnización en diferido o salario simulado (de 21.300,00.- euros brutos mensuales) de la secretaria general del PP”. ¡Maulería!
Mientras la embustería continúa y la sociedad civil la acepta desde la sorpresa, la resignación o la indignación, prosigue el ejercicio de hacer sufrir y llorar a la ciudadanía con nuevos recortes y externalizaciones (privatizaciones). La desesperación es el agua que emplean para diluir la dignidad de las personas y la toma de conciencia. El sufrimiento y el llanto no estaban escritos en su programa ni en la hoja de ruta que ofrecían en la campaña electoral. Sólo les interesaba llegar al poder para defender los intereses de la clase dominante y enriquecida con el esfuerzo y el sudor de la clase trabajadora. El ejercicio de generar desesperación estaba y está en sus corazones y en sus mentes; está escrito en los decretos y leyes que vienen imponiendo a la sociedad civil. El desmantelamiento de los servicios públicos es su meta.
¡Qué difícil es construir y qué fácil es derribar todo lo edificado durante estos últimos años! “En esta vida morir es cosa fácil. Hacer vida es mucho más difícil”, escribía en un poema Vladimir Maiacosky. Hemos de romper con la conciencia de la imposibilidad y la desesperación (adaptación de una frase de León Felipe). A pesar de todo, la ciudadanía no puede perder la esperanza. Las lágrimas y el sufrimiento de miles de personas empobrecidas, los más de dos millones de familias que todos sus miembros están en paro, el creciente riesgo de pobrezas de miles de niños y niñas, los continuos desahucios… romperán las cadenas de la deshumanización y la pérdida de derechos que el Partido Popular está provocando entre la ciudadanía más vulnerable y desfavorecida. De Cospedal afirmaba que “el PP era el partido de los trabajadores”. ¡Ya está bien, es todo un disparate! ¡Váyanse!
La esperanza en un futuro inmediato está en la conciencia de la sociedad civil, de la ciudadanía, de las mujeres y hombres limpios de corazón, con sentido común, que asuman el compromiso y la responsabilidad de hacer otro mundo posible, donde lo público, el valor de lo público, sea el eje vertebrador de la acción política; donde la economía esté al servicio de las personas y para la vida y no bajo los intereses de los que apuestan en el casino del mercado y de la especulación, del máximo beneficio a costa de todos, hasta de la dignidad y los derechos de las personas.
Sé que en un futuro próximo la sociedad civil volverá a ser consciente de la importancia de la defensa de los derechos humanos, de la sanidad, de la educación, de los servicios sociales, de una vivienda digna… del derecho al trabajo (10 de marzo, ¡Actúa!). Sé que la ciudadanía volverá a ser consciente y luchará por la importancia de la educación para todos y todas, una educación comprensiva e inclusiva, no solo para una minoría y segregadora. Sé que la educación volverá a ser una prioridad social (“ciudad y sociedad educadora”) y que la cultura tendrá un papel clave en su desarrollo. Sé que la igualdad de oportunidades y derechos entre mujeres y hombres acampará definitivamente en la familia, en la escuela, en la fábrica, en las calles y plazas… (8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. ¡Y si Dios fuera mujer! -Mario Benedetti-) “¡No hay justicia sin igualdad! La causa de la justicia nos apremia. Solo el reconocimiento de la igual dignidad del hombre y de la mujer nos permitirá construir un mundo más justo” (ONG Manos Unidas). ¡Váyase Sra. de Cospedal, piense en su dignidad como persona y cambie su ajuar de manola por la verdad!
