Opinión

Bolsillos de cristal

En los años ochenta hubo grandes políticos, grandes personalidades que hoy siguen en nuestra memoria como personas que salieron del pueblo y se dedicaron al pueblo.

En los años ochenta hubo grandes políticos, grandes personalidades que hoy siguen en nuestra memoria como personas que salieron del pueblo y se dedicaron al pueblo.

Hay gente que puede criticarme de ser un apasionado de figuras de la Política de nuestro más reciente pasado, de cuando la Democracia en España era algo que estaba naciendo gracias a la voluntad de millones de personas de este país que estaban deseando un cambio generacional, un cambio político, social que rompiera las barreras de lo que hasta entonces se conocía que era la Dictadura Franquista.

De entre aquellas personas hubo alguien salido del pueblo y que contó con el pueblo, especialmente el de la Villa de Madrid. Lo llamaban (porque lo era) “el Profesor” Don Enrique Tierno Galván, una persona llana, cercana, del pueblo que vivía para el pueblo y por el pueblo y se hizo célebre entre todos incluso de esa “movida madrileña” que dejó a todos “colocaos” y es por eso, que no sé muy bien si ese señor era mayor o más bien un “joven con muchos años de experiencia”.

A don Enrique se le debe mucho, por ejemplo poder hacer un partido socialista como el PSP que más tarde se integraría en el PSOE de donde salieron figuras como José Bono o Raúl Morodo, gente que como José Bono marcaron luego en su tierra (y también la mía) una época pero ahora ya ésta es otra época donde otras personas estamos dispuestas a cambiar la sociedad en pos de tener más libertad, más derechos, más oportunidades, mejor formación académica, más acceso a la cultura, más alternativas para generar empleo pero sin olvidar que un político debe ser el garante de todo esto pero actuando desde la honradez, la humildad, el orgullo y sobre todo, la capacidad y el esfuerzo pues no concibo la vida sin pasar por ello mediante una lucha diaria que nos lleve a tener un mundo más justo y mejor, justo lo contrario de lo que hoy tenemos, esto es, un mundo desigual donde la fiera capitalista nos tiene atados de pies y manos y tienen la “valentía” de decir que “no hay más remedio” que hacer lo que están haciendo (mientras hay presuntos servidores del pueblo que mediante dudosas prácticas no sirven al mismo sino que se sirven de él).

Es tiempo de cambio, es tiempo de propuestas, de aperturismo, de novedad, de lucha, de confianza, de retos compartidos, de afán de superación, de generar ilusión pero sobre todo, de generar verdad por encima de todas las cosas y todo eso debe ser guardado en bolsillos de cristal.

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