Solo turbulencias

"Solo son turbulencias", dicen algunos socialistas ante el panorama político y parlamentario del Gobierno. Explican que unos, Junts, tiene pavor al alza de la extrema derecha catalana y otros, Sumar, tiene que sacar la cabeza ahí: que Mirian Nogueras hable de la hora del cambio "a modo de supuesta amenaza" y que Yolanda Díaz, día si y día también, haga todo lo que puede para "marcar territorio".

Esta explicación está llena de lógica y además es cierta, lo que ya no parece tan lógico y mucho menos realista es hablar de "turbulencias" que, por naturaleza, son pasajeras cuando es más que constatable el desgaste profundo del Ejecutivo que, a estas alturas de la legislatura, sólo cuenta con el apacible e incondicional apoyo de Bildu y ERC.

Pero este desgaste, estas "turbulencias", no parecen quitar el sueño al Presidente y, mucho menos, llevarle a rectificar su empeño en permanecer donde está. Y es que, en realidad, puede permanecer donde está porque, como ya dijo públicamente, va a seguir "con el concurso o no del Parlamento". De momento no ha cambiado de opinión y opta por sortear los rayos y truenos propios de las turbulencias.

Y lo cierto es que, partiendo de ese bajonazo al Parlamento del que se ha hablado demasiado poco, Sánchez puede continuar en Moncloa porque en medio de todo tiene algunas certezas que se lo permiten. Veamos: si no tiene presupuestos para el próximo año, no importa porque se siente "cómodo" con los que hay y, además, ningún grupo que le dio la investidura le va a afear su incumplimiento flagrante de un clarísimo mandato constitucional. Incumple la Constitución y algunos miembros del Gobierno no se cansan de recordar que las autonomías deben cumplir la ley. Claro que lo deben hacer, pero este Gobierno que incumple con la Constitución no tiene fuerza moral para exigir a los demás lo que ellos son incapaces de exigirse a sí mismos.

Otra certeza que quita gravedad a las "turbulencias" es que saben que por mucho que desde Sumar se pongan estupendos recalcando sus diferencias dentro del Gobierno, nunca abandonarán el Ejecutivo. No lo harán aunque caigan chuzos de punta y el Presidente lo sabe.

Y Junts es otro cantar. Creen saber que, efectivamente, les puede complicar la mayoría parlamentaria de la investidura pero tienen la convicción de que nunca apoyarían una moción de censura aunque fuera instrumental. Y es que esta votación, la de una eventual moción de censura, la única que de verdad preocupa a los socialistas. Las previsibles derrotas parlamentarias las pueden asumir y para que el riesgo no pase de ahí, habrá nuevas conversaciones, nos dirán que se está dialogando porque este es el Gobierno del acuerdo. Mientras no haya moción de censura, basta con atarse el cinturón y esperar a que la "turbulencia" pase y "la legislatura se agotará". En la ecuación no incluyen los tribunales. Cerdán, Ábalos y Koldo se han aprovechado del Partido, la tal Leire pasaba por allí. Para corrupción la del PP y aquí paz y después gloria.

Que nadie se crea lo de las costuras rotas, que nadie juegue con la idea de que a este Gobierno le quedan dos días. Cuando se saltan los límites (seguirá con o sin el concurso del Parlamento), el campo es orégano y las "turbulencias" un juego de niños.