Opinión

Nada ocurrirá

Ignoro cuál será el futuro más inmediato de Puigdemont. Su situación va a necesitar de deliberaciones jurídicas muy complejas al menos para quienes, como yo, sus conocimientos jurídicos escapan al enjambre normativo europeo. Resulte fácil o complejo el debate jurídico creo no equivocarme si digo que está en el ambiente, en el olfato o intuición generalizada de que no veremos al que fuera presidente de la Generalitat ante la Justicia española, al menos a corto o medio plazo.

Mientras tanto, vemos como cada cual juega su papel. Aragonés se indigna y el Gobierno dice que hay que respetar la ley. En Moncloa cruzan los dedos para que al menos durante año y medio nada cambie. Un mal rato se puede digerir, lo que no está previsto de ninguna de las maneras es que se vaya a producir un terremoto que acabe con la legislatura.

Nada une más que una necesidad compartida y es obvio que si algo necesitan tanto Aragonés como Sánchez es tiempo. Este y no otro es, a corto plazo, el gran pacto, la gran alianza cuya fortaleza interna va mucho más allá de discusiones y malos tragos. Nada se va a romper ocurra lo que ocurra con Puigdemont y esta certeza da tranquilidad a ambas partes.

El Gobierno tiene ante sí muchos retos, políticos, económicos y sociales, además de los demoscópicos que, salvo Tezanos, responsable del CIS, no están dando alegrías al presidente del Gobierno pero aún así en Moncloa hay una tranquilidad de fondo y es que saben que sus socios, por mucho que se enfaden, nunca le van a dejar tirado. No lo van a hacer no tanto porque se fíen del Gobierno y de su presidente como por evitar a toda costa un eventual triunfo de la derecha. Esta posibilidad es la gran argamasa que ayuda a diluir contradicciones y soportar discursos, plantes, advertencias y retos que un Gobierno fuerte jamás admitiría.

No estamos ante un Gobierno fuerte ni mucho menos, pero si ante un Ejecutivo y un presidente que juega unas veces con audacia y en pocas ocasiones con las soflamas y los mantras impropios de un Partido Socialista auténtico y que sería tan bueno para España.

Leeremos mucho sobre Puigdemont y su suerte jurídica, veremos a Aragonés muy indignado y a un Gobierno central tomando distancia de la situación. Veremos, escucharemos y leeremos de todo pero al final nada ocurrirá. Si me equivoco, rectifico de inmediato.

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