Opinión

Moral y política

"Es un problema -el transfugismo- que hay en toda España" y que en ocasiones esta "dopado en incentivado por algunos partidos". ¿Se creen que estas declaraciones son de Pablo Casado tras la espantada de Angel Garrido?. Pues, no. Son del mismísimo Rivera en 2017 cuando en Castilla-La Mancha varios miembros de su partido abandonaron las filas de Ciudadanos. Estas declaraciones circularon ayer por las redes y realmente es bien oportuno recordarlas. 

Desde que se supo la fecha de elecciones, Ciudadanos ha cogido de aquí y de allá. Ahí esta Silvia Clemente, Soraya Rodríguez, Mesquida, Bauza y ahora Ángel Garrido. De todos ellos la que más "categoría" tenia en su expatriado era Soraya Rodríguez, los demás, dicho sea con todo respeto, no merecen especial disgusto, en este caso para el PP. 

Es más que comprensible el pasmo del PP. Es un pasmo compartido por la opinión pública. ¿Cómo es posible que a cuatro días de las elecciones Garrido se de cuenta de que el PP no era su partido? ¿Cómo es posible fumar la aceptación, nada menos, que ir la lista europea de cuatro y sugerir que ha sido maltratado? ¿Que cuajo hay que tener para callar ante sus compañeros de 30 años? 

Lo de Ángel Garrido no hay por donde cogerlo. Es verdad que es legal pero su decisión y sobre todo las formas y el momento son de una clara amoralidad política. ¿Donde está escrito que la política debe estar carente de moralidad? Moralidad en su acepción más laica del término. Moralidad que supone avisar a tiempo a quien hasta hace dos días eran tus compañeros, que supone no mentir para justificar la no asistencia a actos públicos. 

A Ciudadanos parece darle igual estos extremos. Bienvenidos sean aquellos que se creen pueden hacer daño a sus adversarios. Ni el PSOE se va a hundir porque Soraya Rodriguez abandone sus filas, ni el PP va a entrar en quiebra porque Silvia Clemente o Angel Garrido se hayan ido a Ciudadanos. Gil Lázaro se ha ido a VOX. Haría bien el PP en no dramatizar. Es posible que a efectos de imagen no sea lo mejor que le pueda ocurrir, pero si los que se van no se van a su casa sino a otros partidos, a lo mejor es que nunca deberían haber estado en el PP. 

Por prudencia, Ciudadanos no debería sacar pecho. No debería sentirse orgulloso de tanto fichaje. Su tacticismo, sus puertas abiertas a los "incómodos" dan una imagen de frivolidad fuera de lo común. Venían a regenerar y resulta que son ellos los que incentivan el transfugismo como denunciaba, refiriéndose a otros, el propio Rivera en las declaraciones antes citadas. Ni Garrido ni Ciudadanos se merecen premio alguno por lo que ha ocurrido. 

El que fuera militante del PP y expresidente de la Comunidad de Madrid habla con suavidad, dice que no es una decisión fácil, en fin, que llora después de haber suplicado estar de cuatro en la lista europea. Le gusta ir de elegante  pero en esta ocasión ha sido todo menos elegante. 

Nunca he militado en un partido pero quienes sí lo son de diversos partidos, aseguran que al partido en el que se está se le quiere y se está con él en las duras y en las maduras. Ahora vemos como se abandonan los barcos con una naturalidad que asusta. Asusta no menos que haya partidos que, efectivamente, incentivan el transfugismo. Escuchar a Garrido decir que Pablo Casado es su amigo no sé si provoca risa o lágrimas. A un amigo no se le hace lo que ha hecho Garrido. Nunca. 

El PP sabrá como gestionar esta situación, pero mal hacen en dar demasiada importancia a una marcha que no les va a arrebatar un sólo voto. Casado, necesariamente, tiene que estar disgustado pero debe tener claro que es mejor ser traicionado que traidor. 

Solo añadir una frase que mi madre, castellana bien sabia, sola decirnos. "Dios nos libre de las aguas mansas que de las bravas me libro yo". Y Garrido ha sido el ejemplo mismo de las aguas mansas.

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