Opinión

Ahora, lo más difícil

El 21-D, como otras muchas fechas, pasará a la historia. Nunca antes se habían celebrado unas elecciones autonómicas como las vividas ayer en Cataluña. La jornada transcurrió con normalidad, sin incidentes y con colas a primera hora de la mañana que indicaban una gran movilización, hecho que no es inédito en Cataluña.

Ahora, una vez celebradas estas inéditas elecciones viene lo difícil porque unos y otros tendrán que realizar enormes esfuerzos no ya para evitar una vuelta al abismo que conllevaría, por ejemplo, un gobierno débil sino para enderezar una situación en la que se ha mezclado el mito, la mentira, el oportunismo, la inoperancia y tantos otros fallos políticos que nos han hecho vivir jornadas que si no las hubiéramos seguido en vivo y en directo pensaríamos que era todo una broma macabra.

Pasará tiempo hasta que Cataluña tenga un nuevo Gobierno. Los vetos cruzados tendrán que levantarse, incluso para discrepar de manera civilizada, sin insultos ni menosprecios, y aquellos que, finalmente, puedan gobernar, deben presentar al Parlamento y al conjunto de los ciudadanos un programa creíble y que devuelva la estabilidad perdida.

En cualquier caso, nada de lo visto y vivido se va a repetir. Esa pantalla se ha agotado. Lo que es precipitado es adelantar la siguiente porque aquí no va sólo de números, que también. Aquí va de estrategias, de objetivos que se puedan compartir o no y va, desde luego, aunque aparezca en segundo plano, de colocarse en la mejor posición posible cara a las elecciones municipales que, en cuestión de meses, nos volverán a llamar a las urnas.

Los pactos en Cataluña van a ser encajes de bolillos. Nada fáciles pero imprescindibles porque la alternativa serían nuevas elecciones y esto sería un castigo para una sociedad, como la catalana, que si de algo necesita es de un cierto sosiego. Las movilizaciones, del signo que sean, acaban generando cansancio por mucho entusiasmo que se ponga en ellas.

En las últimas horas, la plana mayor de todos los partidos solo han tenido ojos y pensamientos para y en Cataluña. Las dos grandes fuerzas políticas, PP y PSOE, se juegan mucho, quizás más que ningún otro partido. Sánchez, afronta su primera prueba electoral tras su reelección como secretario general de los socialistas, éxito que logro gracias, entre otros, a Miquel Iceta. Rajoy, por su parte, no sale ileso de estos comicios. Teniendo un 70% de la población catalana a favor de la convocatoria de elecciones y habiendo sido él quien ha tenido que firmar el 155, ha sido Ciudadanos quien lo ha rentabilizado y en política nunca nada es irrelevante. Todo tiene sus consecuencias lo que ocurre es que algunas se ven a medio plazo.

Y es a medio plazo en donde hay que poner la vista porque sea cual sea el Gobierno que se forme, solo un plazo razonable de tiempo nos permitirá intuir el futuro más cercano.

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