Opinión

Programas en el cajón

Hace unos días, el periodista Fernando Garea declaraba que los políticos son máquinas de ganar elecciones. Esto que en principio puede parecer una aseveración lapidaria, creo que se aproxima bastante a la realidad. Lo cierto es que si un partido hace el trabajo de crear un programa político, someterlo a debate en un congreso y presentarse a las siguientes elecciones, no es para otra cosa que para ganarlas y poder aplicar ese programa a la sociedad que lo votó. En caso de perder, se puede meter el programa en un cajón a dormir el sueño de los justos, o intentar desde la oposición influir en lo que pueda sobre el gobernante. Al no haber mayorías absolutas en esta legislatura sí se está pudiendo hacer.

Estos días se están celebrando los congresos de tres de los cuatro partidos mayoritarios en España: Ciudadanos, Podemos y PP. El del PSOE parece atisbarse en lontananza allá cuando la primavera esté dando sus últimos estertores. La Gestora, siguiendo los consejos de brillantes mentes pensantes, tal vez, puede creer que cuanto más se retrase el congreso, más calmadas irán las aguas y más alejado estará el “mal”. Pero, ¿cuál o quién es el mal?, ¿cuál o quién es el bien? Si alguien tiene un accidente, supongamos de automóvil, y es llevado al hospital con heridas abiertas, se las desinfectan y se las cierran con puntos con carácter de urgencia. No esperan meses antes de atenderlo. Perdón por la obviedad, pero permítaseme la metáfora.

Partidarios de los dos candidatos que se han postulado hasta ahora, Patxi López y Pedro Sánchez, están muy activos en las redes sociales, más los del segundo. Lo sorprendente es que todo el mundo da por hecho que Susana Díaz se presentará, pues ella está con su particular campaña, por si acaso decidiera presentarse. Suponiendo que al final fueran estos tres los candidatos a la secretaría general que se presentaran, la militancia elegirá entre ellos al líder del PSOE y candidato o candidata a la presidencia del gobierno por este partido. Y lo harán considerando quién creen que mejor representa los idearios del partido, no quién creen que pueda ser el más votado por la ciudadanía en general frente a los demás contendientes en la liza electoral.

Pongamos el ejemplo del país vecino. En el PS francés, Manuel Valls tenía visos de ser un duro rival para conquistar el Elíseo frente al resto de candidatos; pero sus compañeros han preferido a Benoît Hamon, quien creen que representa mejor los valores propios del partido, pero al que las encuestas dan más alejado de la victoria y lo colocan en tercera posición, de momento. Es probable que la segunda vuelta se dilucide entre derecha y extrema derecha, con el PS fuera de la competición por la presidencia de la república. Pero en el PS francés estarán satisfechos de su elección interna, de su candidato, y de su programa en el cajón. La solución, el próximo 23 de abril.

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