Opinión

Un desplome para la historia

La economía española se desplomó el pasado año un 11%. Una caída sin precedentes en decenas de años. El Gobierno está muy contento porque en el cuarto trimestre de 2020 el PIB creció 4 décimas. Piensan que es una buena señal del inicio de la recuperación que esperan para este año. Se puede decir sin errar que Calviño, en modo Salgado, Solbes o Zapatero, nos anuncia los brotes verdes que le permiten asegurar que lo peor ha pasado y hablar de crecimientos próximos a sus previsiones incorporadas a las cuentas públicas. Se puede ser optimista, pesimista o sencillamente faltar a la verdad a conciencia. Y creo que esta última es la actitud adoptada por el Ejecutivo, ya que lo hace a sabiendas de que la ola de la pandemia que estamos viviendo, complicada por las nuevas variantes, está trayendo muertes, contagios y ruina. Nuevas restricciones y más duras que abocan a cierres de empresas, paro y hambre.

Por si fuera poco, su plan de vacunación hace aguas por todas partes. El Gobierno insiste en que en verano el 70% de la población estará vacunada y que será la salvación. Sin embargo, si la vacunación fuera al ritmo actual podríamos tardar más de 5 años en lograr esa meta. Y, en todo caso, si ya hay que dar por perdida la Semana Santa, las Fallas, la Feria de Abril, el Rocío y todas y cada una de las fiestas y eventos previstos de aquí al verano, la ruina será ya tragedia.

Esta semana conocíamos también la EPA del cuarto trimestre. Los datos son espeluznantes, aunque al Gobierno también le parecen positivos. Hay que alegrarse de que 720.000 personas hayan perdido su empleo en el sector privado en 2020; que haya más de 1,1 millones de hogares con todos sus miembros en paro, que 4 de cada 10 jóvenes estén en el desempleo y que haya un millón de personas que quiere trabajar y no puede. Eso sin contar los que aún siguen en un ERTE y a los muchos de ellos que aún no les han abonado el complemento por hijo o llevan meses sin cobrar o los que ven como cada mes les ingresan a pesar de estar trabajando.

Es desesperante e incluso obsceno que ante esta realidad que viven cada día empresas y familias, el Gobierno únicamente esté a sus cuitas internas y pensando un día y otro cómo esquilmar aún más los bolsillos de los españoles o cómo apretar a propietarios y autónomos. Algunos economistas hablan ya de una década perdida. No sé si serán 10, 8 o 5 años. Lo que sí es seguro es que vamos a tardar mucho tiempo en olvidar tanto sufrimiento y desesperación y que nadie nos va a devolver las vidas truncadas y los sueños rotos. 

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