Opinión

Patético versus indignante

Antonio Lozano Burgos es el coordinador local de UPyD en la ciudad de Toledo

Resulta difícil calificar, quizás porque caben varios adjetivos, todos de matiz negativo, las declaraciones del Equipo de Gobierno municipal, unas en boca de su Alcalde Presidente y otras en la del Portavoz, Sr. Perezagua, que una vez más, haciendo gala de su paupérrima capacidad parlamentaria, al referirse a dos problemas de la máxima importancia para los ciudadanos: El IBI y las dificultades que sufren a diario los trabajadores y funcionarios cuyo trabajo se encuentra ubicado en el Casco Histórico a la hora de aparcar para acudir a su puesto de trabajo.

Alegan, en un derroche de hipocresía, que no tienen mayoría absoluta y no han conseguido consenso. De sobra saben que para asuntos de ese tipo disponen del apoyo de grupos políticos más interesados por los problemas de la ciudadanía; basta emitirnos a otros temas, como la aprobación del PAU de Pinedo, etc, etc, para apreciar el grado de consenso obtenido por el grupo PPPSOE, grupo al que, sobradamente sabemos, nada les importa el bienestar de los ciudadanos.

En cuanto al problema de aparcamiento en el casco, al transformar todo el espacio en zona verde, resulta sangrante para todos y para algunos de forma especial, tal es el caso del personal al servicio del Colegio Público de San Lucas y María, por poner un ejemplo, los cuales no disponen de aparcamiento, ni tampoco de autobuses directos desde los distintos barrios de Toledo. Esto admite soluciones fáciles de gestionar: Si el Equipo de Gobierno hubiera copiado de nuestro programa electoral, la creación de la Tarjeta de Aparcamiento Laboral, válida durante el horario laboral, tal como copio otras ideas, como los microbuses por el casco, aunque claro está tampoco las ha llevado a realidad. Otra solución seria habilitar zonas de aparcamiento restringido a esos trabajadores, al igual que existen en los juzgados y múltiples instituciones oficiales.

Señores del Equipo de Gobierno y de la Oposición, estos trabajadores permanecen en el casco tantas horas o más que los propios residentes, que en muchos casos acuden solo a dormir, estas personas están prestando un servicio público, que hay que facilitar, pues los obstáculos operan en detrimento de los usuarios y en suma son tan residentes como los que alli poseen su vivienda y no olviden que no gozan de coche oficial, como otros muchos, cuya labor resulta difícil de valorar.

Su actitud navega entre lo patético, al verle defender lo indefendible y lo indignante ante la traición a aquellos que les han puesto donde están y con su aportación están alimentando su incompetencia.

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