Opinión

Manzanas traigo

Los Presupuestos Generales del Estado estrangulan la inversión y el desarrollo de la región para 2014. Lo podemos afirmar así, como un axioma, una vez revelada la pingüe partida de 492,49 millones de euros con la que el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha decido castigar a la región por tercer año consecutivo

Los Presupuestos Generales del Estado estrangulan la inversión y el desarrollo de la región para 2014. Lo podemos afirmar así, como un axioma, una vez revelada la pingüe partida de 492,49 millones de euros con la que el Ejecutivo de Mariano Rajoy ha decido castigar a la región por tercer año consecutivo.

Y no lo decimos sólo nosotros sino que la cuestión se ha convertido en un argumento informativo de primer orden que reflejan los principales rotativos nacionales y cadenas de radio y televisión a lo largo y ancho del país. Asturias, Murcia, Cataluña, Madrid y Castilla-La Mancha son las principales perjudicadas en un reparto que, a todas luces, es injusto -y no sabemos si interesado- y que se traduce con caídas en la inversión muy por encima de la media nacional, que se sitúa en el 7,1%.

Las inversiones de este año en Castilla-La Mancha, las que nos ocupan y nos preocupan, rozan este año un descenso del 20% con un tajo que se añade al del año anterior y al del anterior y que dejan a la región tiritando de cara a un 2014 cada vez más incierto.

En la jornada de ayer, bonita papeleta, el Delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Jesús Labrador no supo realmente contestar al periodista que le preguntó cómo se justifica que, en 2014 las inversiones del Estado en Castilla-La Mancha sean sólo lo que el 57% de lo que se destinó dos años atrás. ¿De dónde vienes? Preguntó el periodista -“Manzanas traigo”-, contestó, no sin problemas, un Labrador acostumbrado a la “quesera” informativa que recubre la región.

A saber; ya en 2013, la asignación se redujo un 28,4% pasando de los 855,40 millones de euros de 2012 a los 612,47 del presente ejercicio económico (243 millones de euros menos), y si en 2014 se quedan en 492,4 (otros 120 menos), en dos años la región ha perdido 343 millones de euros en inversiones del Estado, prácticamente la mitad de los presupuestos asignados desde Madrid para el año que viene. 

El intento de verónica -en términos taurinos- no salió bien y algún apuesto y enchaquetado pretor de su guardia, siempre al quite, llamó al orden al periodista con un toquecito en el hombro excusándose en que una compañera quería también intervenir en el turno de preguntas. Cuando, a renglón seguido, el mismo guardaespaldas alzó la voz para inquirir si alguien tenía algo más que preguntar al Delegado, la jugada cayó por su propio peso y se acabó la rueda de prensa.

Los datos son crudos y hasta el presidente de la Comunidad  de Madrid, Ignacio González, ya ha anunciado que presentará sus quejas a un ministro Montoro que, para el próximo año, también se ha cebado con los vecinos de al lado. Sin embargo, el mutismo castellano-manchego llega hasta tal punto con las decisiones que se toman desde Madrid que, lejos de emprender una cruzada contra las pírricas perras que el Ejecutivo central destinará a Castilla-La Mancha en 2014, se aplauden vendiendo un humo tóxico con tufo a complicidad y connivencia.

Si además tenemos en cuenta que de los 492,4 millones de euros, más de 120 millones se destinarán al Cementerio Nuclear que el Gobierno central quiere construir en Villar de Cañas, el titular es bien sencillo. Para aquello que quiere el Ejecutivo de Rajoy a Castilla-La Mancha es para que se convierta en la fosa séptica de la basura nuclear del país; el resto es “pecata minuta” en forma de cifras más propias de la caridad.

Los mentideros periodísticos hablan de olvido, de castigo e incluso de que detrás de estas cifras se esconde un Mariano Rajoy empeñado en devolver el “favorazo” que Cospedal le hizo el pasado mes de agosto, cuando en su declaración frente al juez Pablo Ruz, dijo aquello de que conoció la condiciones de salida de Bárcenas de su partido, porque, a “posteori” se lo contó el de Santiago.

Sea como sea, no son cifras para estar contentos y menos aún para revestirlas de “eficacia” y “eficiencia”. Son simplemente mucho peores que ayer y anteayer. Lo demás, son truquitos de polichinela y cabriolas de argumentario político.

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