Opinión

Las agujas del reloj de Cospedal y Page cambian de sentido

La cuenta atrás para las elecciones autonómicas y municipales de 2015, en Castilla-La Mancha, ha comenzado, y los dos partidos mayoritarios, y con vocación de Gobierno, conscientes de que el sentido de las agujas del reloj electoral, van ahora en sentido contrario, han activado todo su aparataje logístico, para exhibir fortaleza y unidad. Mientras al PP gobernado por María Dolores Cospedal, avanza en la región, con la sombra del caso Bárcenas; el PSOE de Emiliano García-Page, se ve obligado a cerrar heridas, ante las crecientes corrientes críticas que emergen en la estructura del partido, la pérdida de suelo electoral, y la perjudicial vinculación del actual secretario regional del PSOE con Rubalcaba.

La cuenta atrás para las elecciones autonómicas y municipales de 2015, en Castilla-La Mancha, ha comenzado, y los dos partidos mayoritarios, y con vocación de Gobierno, conscientes de que el sentido de las agujas del reloj electoral, van ahora en sentido contrario, han activado todo su aparataje logístico, para exhibir fortaleza y unidad, ante los militantes, y ante los ciudadanos, en un pulso mediático “dominguero”, con contra programación, con el propósito, de protagonizar la agenda política, y que de nuevo, alzan a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal a las portadas y aperturas de informativos radiofónicos y televisivos, de naturaleza autonómica y nacional, en un momento de especiales dificultades, para toda la organización, por las dimensiones que de nuevo abre el caso Bárcenas.

El PP utilizó un gran acto de balance de legislatura, para ensalzar la figura de la actual presidenta de la Junta de Comunidades, y líder indiscutible del PP en la Comunidad Autónoma, llenando el Palacio de Congresos de Toledo, con mil personas, atacando la herencia recibida del Gobierno socialista de José María Barreda, poniendo en valor las medidas adoptadas en estos dos años para estabilizar las finanzas públicas, y enfatizando el papel que ha jugado la consecución del objetivo del déficit, -flexibilizado ligeramente al 1,3 este año-, como trabajo previo para asaltar un horizonte de recuperación económica, en una región especialmente azotada por recortes, la crisis y el paro, y en la que la reactivación aún no es percibida por la mayoría de las familias castellano-manchegas.

El PP cuenta con grandes armas en esta legislatura para arraigarse en las instituciones de Castilla-La Mancha; durante años; tiene una mayoría parlamentaria, un Ejecutivo regional ‘fuerte y cohesionado’, una consolidada estructura de partido, el gobierno de cuatro diputaciones, tres capitales de provincia, numerosos municipios, cabeza de comarca; como Talavera, además de una gigantesca concentración de poder, y tres comodines en su tablero; una política presupuestaria que apostará con más de 1800 millones por el empleo, en el ejercicio 2014; reducir a la mitad el número de escaños en las Cortes, modificando sustancialmente el sistema electoral, y blindando el Parlamento, ante la previsible subida espectacular de fuerzas minoritarias, especialmente IU y UPyD, y el control de la mayoría de los medios de comunicación, tanto públicos como privados.

Por su parte, el PSOE vive momentos convulsos, tanto en su estructura federal como autonómica, sin un liderazgo nacional claro, con un proceso de renovación que se ha dilatado en exceso en tiempo, y que puede llevar a otro ciclo de transición en el principal partido de la oposición, hasta que vuelva a retomar el pulso con la ciudadanía, ya que mientras se producían los recortes más graves de la democracia, el PSOE no ha sabido canalizar el descontento social, y se ha identificado con una clase política, aburguesada, mantenida en el poder, con ciertos clientelismos, y que ha creado una estructura logística, simulando las dimensiones de las Administraciones, pero sin usar puentes de comunicación, con la inmensa mayoría de la ciudadanía y de sus bases, y sin tener el suficiente presupuesto para poder llevar a cabo la ansiada reconquista.

En el caso de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page parece, a priori, el líder que dirigirá al partido al envite electoral de 2015, utilizando la misma estrategia que usó su actual adversaria, en las elecciones autonómicas de 2011, y que pasan por usar claves nacionales, que en el caso de García-Page, es pescar en el río revuelto de las primarias, buscar espacios en los medios de comunicación nacional, algo que sí consiguió identificándose con la tercera vía, pero sin la repercusión que tiene ser secretaria general del PP, y sellando un vínculo con Rubalcaba, muy perjudicial de cara a las nuevas corrientes ideológicas que pidan girar aún más el barco a la izquierda social.

En el PSOE de Castilla-La Mancha se están provocando algunas divisiones y escisiones de dirigentes con una larga trayectoria en el partido, y que tuvieron puestos de responsabilidad en la Administración, emergiendo una corriente crítica, desde diferentes ejecutivas provinciales, representaciones locales, e incluso en el grupo parlamentario socialista, donde no existe actualmente una unidad de acción, a pesar de las fotos del plantón.

Estas oposiciones internas vienen determinadas, no contra la figura de García-Page, sino contra su agenda, su concentración de cargos, y por la ausencia de un enfrentamiento directo contra las políticas de Cospedal por parte del secretario regional del PSOE, que en ocasiones claves, como Ejecutivas o Comités, no se abre a los medios, y utiliza otros paladines como altavoces. El lider socialista sólo utiliza mensajes en clave interna, con un gran número de díscolos a su alrededor, con planteamientos ambiguos y sin centralizar, y con el uso de la interminable teoría del manejo de los tiempos.

Las futuras primarias en el partido, la pérdida del suelo electoral en la Comunidad Autónoma, las dificultades de la herencia de José María Barreda, manejar a dirigentes de listas electorales de otro ciclo socialista y no haber conectado con plataformas en defensa de lo público, organizaciones sindicales, y movimientos sociales, además de por otros factores en alza, como el avance de la Izquierda Socialista, camuflado en el propio PSOE, están llevando a García-Page, a tener que luchar por cerrar heridas, antes que por enfrentarse a Cospedal, mientras el reloj avanza, y sus agujas cambian de dirección para dirigirse a otro cónclave electoral, mientras el poder popular, comienza a cabalgar a sus anchas, por las cinco provincias, y dejando su impronta de tierra quemada.

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